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A. ARCE
OVIEDO.
Martes, 14 de marzo 2023, 01:17
Tania, la mujer moldava hallada sin vida y con signos de violencia en su piso del número 1 de la calle Ámsterdam, era «una mujer normal, muy seria, educada y discreta» que llevaba viviendo en España desde hacía «al menos siete años», y que hacía ... vida en el barrio con regularidad. Así la recuerda una de sus conocidas cercanas, la empleada de una peluquería especializada en la venta de pelucas de la misma calle a la que esta acudía religiosamente cada pocas semanas para adquirir, siempre, las largas melenas rubias de pelo sintético que acostumbraba a llevar.
«La conozco desde noviembre, le tenía mucho aprecio, por eso me duele más lo que ha pasado, porque ha sido un palo tremendo, hacía solo menos de quince días que no la veía», explicó ayer la trabajadora a este diario. Sobre su afición por las pelucas -había adquirido una gran cantidad de ellas, todas de pelo sintético y sobre los 150 euros de precio-, «tenía algo con el pelo, para ella era como un ritual, no dejaba que nadie se lo tocase». Así, «empezó a venir un día porque le gustaron las pelucas de nuestro escaparate y acabó pidiéndome que le rapase el pelo para poder ponérselas siempre, solo llevaba eso, a veces con el pelo suelto o en una trenza que yo le hacía». Sobre su personalidad, continuó, «era recta, pero amable, y no sonreía mucho».
La mujer moldava «no tenía muchos amigos», era un poco desconfiada, pero acostumbraba a salir con un grupo de chicas «por Gijón, a la discoteca, los fines de semana». «Me decía que vivía con su madre y con la pareja de esta, y que trabajaba en un centro de mayores del Naranco en el turno de mañana», sostuvo la peluquera, a quien también entrevistó la Policía.
El primer extremo; no obstante, lo descartaron los agentes, pues al parecer vivía sola y su madre, en una ciudad de la costa levantina, desde donde dio el aviso a la Policía Local alertando de que le estaba resultando imposible contactar con su hija. El segundo, su trabajo en una residencia geriátrica, no pudo ser confirmado ayer.
En cuanto a su situación sentimental, la fallecida contaba a sus conocidos que no tenía novio porque «había salido de una relación en la que lo había pasado muy mal» y que «no quería chicos».
Sobre su posible oficio paralelo, «no daba el perfil». Ahora bien, «si lo era, se había convencido a sí misma de que vivía en la historia de su vida que nos contaba a los demás, porque nunca lo pareció».
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