![Sin sorpresas](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2023/06/17/84672357--1200x840.jpg)
![Sin sorpresas](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2023/06/17/84672357--1200x840.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Con una mayoría absoluta del Partido Popular en el Ayuntamiento de Oviedo (lo que parece no haber importado en la confección de candidaturas a las Cortes), en la constitución, hoy sábado, del Ayuntamiento, no puede haber sorpresas. Numéricas, me refiero, a la hora de la elección del alcalde. Porque seguro que habrá alguna intervención digna de ser resaltada y alguna chistera de la que salgan conejos, bien reales, bien imaginarios. Porque si se analiza lo que se promete en campaña y lo que se ejecuta, muchos proyectos se quedan en nada, aunque, con dos mandatos, hay pocas excusas para no cumplir lo ofertado a los electores.
En los muchos años que llevo atento, como estudioso y hasta como actor, a estas cuestiones políticas, pocas cosas inesperadas he visto. Alguna, tan poco edificante como el 'tamayazo' del 30 de junio de 2003, cuando la abstención de los diputados socialistas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, impidió que Rafael Simancas fuera presidente de la Comunidad de Madrid... y hasta hoy. Y, para colmo, aquí, jurídicamente, no pasó nada.
A la inversa, lo ocurrido en Oviedo hace ocho años, debe ser considerado como un supuesto excepcional de generosidad política y coherencia ideológica. Que la señora Taboada, como cabeza de lista de Somos, pese a tener más concejales que el PSOE, lograra la investidura de Wenceslao López, a quien la dirección de la FSA había prohibido votar a la marca local de Podemos, es para quitarse el sombrero. Con independencia de lo que piense cada cual y de la mayor o menor identificación con esa coalición precipitada y su ulterior gestión.
Al hilo de la irrupción de Podemos, también en la capital asturiana, creo que nunca es suficiente valorar aquellos resultados, en el contexto general y en el local. Es evidente que esta nueva izquierda despertó conciencias dormidas, también en un concejo -especialmente en el ámbito urbano- de clara inclinación conservadora. Donde, como todos sabemos, hay miles de votantes que no comulgan con las formas de algunos regidores, pero que los votan, como mal menor, para que no ganen 'los otros', el tópico infierno de Sartre. De 2015 a hoy, las cosas han cambiado algo, a la baja para la izquierda, porque la ilusión ha menguado (o la desilusión ha crecido). Oviedo tuvo alcalde socialista de 1983 a 1991, partiendo de mayorías progresistas y, de no ser por el giro personal de un concejal centrista, hubiera habido cuatro años más presididos por Antonio Masip. Tras una travesía del desierto -el PSOE llegó a bajar a seis ediles-, tuve el honor de encabezar una gran lista en la que sólo faltó un puñado de votos para llegar a los once, que, en algún momento de la noche electoral, nos atribuyeron los medios. Las cosas estaban haciéndose -encuestas había- razonablemente bien, pero las guerras internas de la organización lo cuestionaron todo y se abrió el fuego amigo desde distintas trincheras, familias y personalismos. Y conste que entono el mea culpa por lo que me corresponde.
De ahí que, para los votantes de izquierda, el recuperar el bastón municipal después de 24 años, fuera una gran noticia, aunque el cambio no gozó de estabilidad y habrá que ver, en las Generales, cómo respira el censo ovetense ante otras novedades a imprimir en las papeletas. Porque, también en Oviedo, el electorado no es uniforme en sus preferencias ante distintas urnas. Sin ir más lejos y no es la primera vez, la candidatura autonómica sumó más sufragios que los depositados en la urna municipal.
Es evidente que, ante una resistencia sociológica de libro, las fuerzas de izquierda, previa autocrítica, deben hacer pedagogía antes de exhibir propuestas. ¿Que si hablo de temores y recelos? Pues sí, lamentablemente, tras cuarenta y cinco años de democracia. Y eso debe hacerse desde este primer momento, en un esfuerzo duro, porque la repercusión de la oposición en la sociedad -recuerdo soberbias intervenciones en el mandato expirado- es muy inferior a la ofrecida por los medios a la acción de gobierno.
Pero lo dicho: en Oviedo, una vez más, no habrá sorpresas ni tensiones de última hora, lo que no ha ocurrido en otros puntos de Asturias.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.