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Él dice que es virgo, lo que para alguien que no cree en el horóscopo significa más bien poco. Lo que sí significa es el ... primer vistazo a una persona que parece perfeccionista, cuadriculado y muy ordenado. Mira la vida detrás de unas gafas y unos ojos pequeños, atiende al mundo con una sonrisa pudorosa y se encarga con acierto de vestir a los ovetenses y a los no ovetenses en cualquier estación del año.
Habla en voz baja, como quien no quiere ofender, y a fe que no lo hace. Al contrario, es una persona amable que destila bonhomía y en el que parece muy fácil confiar, cuestión esta nada despreciable si te dedicas a la venta de cara al público.
Pelayo Gutiérrez Rodríguez (Oviedo, 1978) regenta Bernardo Boutique, que heredó de su padre Bernardo y su madre Mercedes y que ha ampliado. Nació en el Sanatorio Miñor y su infancia y juventud la pasó entre González Besada, donde vivía con sus padres y su hermano Berni; los juzgados de Llamaquique y el Campo San Francisco, donde jugaba con los amigos, y los Dominicos, donde estudió el Bachillerato y el COU. Eran tiempos en los que los niños rondaban más o menos libres por las calles. Ahora es más complejo.
«Fui menos trasto de niño de lo que pueda parecer y debo decir que como hijo fui bueno aunque para los profesores...». En resumen, que fue trasto aunque lo intente disimular.
Tras aprobar COU se fue a Madrid, como ave que deja el nido y conoce mundo, para estudiar Administración y Dirección de Empresas. Corría el año 1997 y reconoce «que estudié pero también me lo pasé fenomenal. Dos años de colegio mayor, otros dos en piso de estudiantes, y uno más de Erasmus en Amsterdam». Los veranos en Salinas pero, sobre todo, en Irlanda y Australia para aprender y mejorar el inglés. «La de Australia era una oportunidad que no se podía desaprovechar porque no iba nadie. Todavía tengo relación con mi familia de allí». Además, trabajos en las tiendas de Adolfo Domínguez de Madrid y Barcelona «y tras marear la perdiz un año en Madrid me volví a la tienda que es lo que me tiraba y me tira».
En Oviedo ya puso rumbo a su vida. Se casó en 2009 con Mónica y tiene dos hijos Pelayo (14) y Elena (11). Fruto de esa mente perfeccionista y cuadriculada ahora lleva una vida familiar, muy laboral porque quien tiene un comercio sabe que los horarios y el trabajo no tienen fin. «Te metes en la tienda y es como una centrifugadora».
Le gusta viajar y recuerda una viaje familiar a Londres y espera volver a Roma con sus hijos «para que vayan conociendo y viendo mundo».
Los veranos «bajamos a Cádiz como buen ovetense que se precie (risas)» aunque con lo que más disfruta es yendo a Salamanca, «al pueblo, a Arribes del Duero» .
Sobre su futuro, «espero que laboralmente se nos abra un horizonte de cambio y cuando los niños crezcan habrá más tiempo para uno mismo».
Mientras todo eso llega, Pelayo Gutiérrez mira el mundo detrás de unas gafas que le dan un aire de ser persona tranquila, de dejar pasar la vida.
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