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M. F. ANTUÑA
Domingo, 3 de mayo 2020, 01:46
Los estudios de georradar no engañan. Y han conducido a los arqueólogos a hallar bajo la Catedral de Oviedo uno de los muros de otro templo prerrománico del siglo IX, el de Santa María del Rey Casto, del que pronto se sabrá más. «Hicimos sondeos y sacamos un muro de piedra con mortero calcáreo y diversos suelos de época medieval», releva el arqueólogo Juan Muñiz, al frente de los trabajos en la capilla de los Vigiles que aún no han concluido. Esos suelos hallados estaban alterados, rotos por la presencia de tumbas, pero todo parece apuntar a que se corresponderían al entorno de un edificio de culto cristiano y por su disposición concuerda con Santa María del Rey Casto, el templo que ya historiadores como César García de Castro hace tiempo que colocaron en ese lugar en el espacio y en el tiempo. «Mantendría la misma dirección y anchura de muros, que son prerrománicos, y para certificar la fecha recogimos muestras de morteros que tendrán que ser analizados». Esa datación aún tardará. Los morteros serán entregados en el Museo Arqueológico para su posterior análisis, puesto que el proyecto actual de excavaciones no incluye ese procedimiento que ratificará presumiblemente lo anunciado. Aurelio del Llano, a principios del siglo XX, excavando el actual Jardín de los Reyes Caudillos, encontró muros correspondientes de la planta de esa iglesia; el que ahora sale a la luz es el muro lateral.
Aún queda trabajo por hacer, porque es necesario cruzar datos antes de redactar un estudio de proporciones y dimensiones de esa catedral prerrománica. Fue sin duda un edificio singular del que se ha hallado el arranque de un contrafuerte exterior, algo que es fundamental para conocer los apoyos y la altura. «Las columnas están alineadas con los contrafuertes y así podemos calcular cómo era de grande la iglesia», anota Juan Muñiz, que confía en que puedan estar los resultados antes del verano. Falta ahora excavar la parte exterior del jardín mientras todo lo hallado está ya tapado para poder restaurar la cúpula.
La excavación previa a las tareas de restauración de la capilla sirvió también para recoger restos óseos de un par de tumbas medievales. Pero ha habido más hallazgos, ya vinculados con la propia capilla que se erigió entre 1627 y 1640 bajo la firma de los arquitectos Naveda, De la Huerta y Manzano. Siempre se supo que en este templo donde está enterrado Juan Vigil de Tuñones, gijonés que fue obispo de Segovia y Valladolid y la mandó construir, había tres tumbas. Pues bien, una de las tres lápidas no se veía. Y no hizo falta buscarla mucho para dar con ella. Oculta estaba bajo la tarima y una alfombra roja en la zona central. Cuando finalicen las obras y la capilla de Anunciación, que así se llama también, reabra quedará la lápida a la vista. El primero en describirla fue Ciriaco Miguel Vigil y ahora ha sido Agustín Hevia Ballina, archivero de la Catedral, quien ha colaborado en la catalogación de su inscripción.
Y hay una curiosidad que también ha llamado la atención de los investigadores. Desmontando el frontal del altar, un armazón de tablas decoradas, se encontraron en su interior con periódicos que informaban del hundimiento del 'Titanic'. El archivero también los ha recogido para su conservación.
Otra novedad recuperada y que podrán ver los futuros visitantes es cómo el altar recobra su aspecto original de piedra, tal y como lo concibió el artista. Las modas de otros tiempos hicieron que se forrara de madera y ahora retorna a su ser.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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