A. ARCE
OVIEDO.
Domingo, 12 de enero 2020, 01:41
La reivindicación viene de largo. En la falda del monte Naranco, en un paisaje incomparable de naturaleza y patrimonio cultural, reposa un pequeño núcleo rural entre el aparcamiento y el Centro de Recepción e Interpretación del Prerrománico. Una pequeña zona urbanizada en el entorno de Santa María a la que se accede por el camino que asciende desde la carretera principal y en la que, sin embargo, «cada vez que llueve, se vuelve impracticable». La problemática es «severa». La falta de canalización del arroyo Viña provoca que el agua de la lluvia forme una gran cascada que anega los sumideros y cubre de barro la zona. Así lo manifestó, en declaraciones a este diario, el presidente de la asociación de vecinos Fuente de los Pastores, Carlos Madera.
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Por eso, y después de «soportar el mismo dilema» durante los últimos años, la asociación se ha planteado dar un paso más allá de la mera reivindicación vecinal. «Denunciaremos esta situación ante la fiscalía de Medio Ambiente o ante quien sea, ya hemos comenzado a redactar un informe. Esta situación ya lleva demasiado tiempo tal y como está, y hasta ahora ni el Ayuntamiento ni nadie se han puesto las pilas», anunció el portavoz de los vecinos.
La zona afectada apenas se extiende un par de calles. Entre el centro de estudios prerrománicos y el sinuoso sendero que sube hacia Santa María y San Miguel, las once viviendas habitadas que lo rodean -alrededor del antiguo lavadero-, «una situación como la que vivimos cada día es difícilmente explicable», relató el que fuera director general de Promoción Cultural del Principado durante la Presidencia de Vicente Álvarez Areces. «Son arroyadas de agua como en los montes de Zimbawe», ejemplificó Madera. «Es chocante y la solución sería muy fácil», afirmó.
Y es que, según Madera, que reside desde hace cuarenta años en una de las viviendas anexas al antiguo lavadero de ropa, «las joyas del arte asturiano están aquí, y éste es uno de los puntos principales del turismo asturiano en la actualidad», aseguró.
La cascada del arroyo Viña sobre el muro de piedra del lavadero no es cosa únicamente de días nublados y jornadas con grandes precipitaciones. Los ciclistas ya conocen el punto como lugar para dar un «remojo» a las bicis. También en días soleados. «Bastan cuatro gotas», aseveró otro de los líderes vecinales, el secretario de la asociación, Jesús Cabada. No sirven de nada los paraguas, madreñas o botas de agua; ése es el calzado que deben utilizar los vecinos del núcleo de Santa María para salir de sus casas con seguridad.
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