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alberto arce
Martes, 21 de septiembre 2021, 15:39
La Catedral de Oviedo ha vuelto a lucir, durante el mediodía de este martes, como no lo hacía desde antes de la pandemia. Más de un millar de feligreses han colmado las bancadas -aún al 75% de aforo-, las sillas supletorias y muchos se han ... quedado de pie bajo la portada y en los laterales para asistir a la misa en honor a San Mateo, titular de las fiestas de la ciudad. Una celebración que tuvo mucho de normalidad, pese a las mascarillas, y en la que el arzobispo, Jesús Sanz Montes, ha celebrado que «van dando fruto las medidas para ir superando las dificultades que nos han empujado a hacer extrañas tantas cosas en nuestra vida diaria y en nuestras relaciones humanas».
Pero no solo, pues también ha sido un día para recuperar una de las más arraigadas tradiciones de cada 21 de septiembre: les «Paxarines», esas típicas figuras de miga de pan barnizadas y decoradas con un lazo, que volvieron a venderse a las puertas del templo a tres euros para bendecir los hogares de los ovetenses y a sus familias. Las vendía, como manda la tradición, la familia Cartón. «He hecho las que me han salido con medio saco de harina, unas mil más o menos, porque no sabíamos muy bien con qué nos íbamos a encontrar», aseguraba Virginia Cartón mientras el propio Mateín sacaba la cartera para pagar las suyas. «Es una muy buena noticia que se vayan recuperando las tradiciones poco a poco después de lo que nos ha tocado vivir», celebraba este último, quien solo se quitó la boina para la misa. No eran las doce menos veinte cuando comenzó a llover y se abrieron los paraguas.
Una cita, además, para concluir el Jubileo de la Santa Cruz (o Perdonanza) iniciado el pasado martes y que ha cumplido de forma excepcional en este siglo la promesa de exhibir cada día al final de la celebración el Santo Sudario, una de las reliquias más importantes de la Cristiandad y custodiada en Oviedo, para su veneración. Para eso, y para homenajear al propio templo en su mil doscientos cumpleaños. «Hemos hecho coincidir este año en el Jubileo de la Perdonanza, una fecha redonda que tiene que ver con este templo catedralicio con motivo de sus doce siglos de la 'iglesita' precedente a nuestra preciosa catedral gótica. Bien podemos decir que estamos de cumplesiglos en nuestra Catedral ovetense», ha explicado fray Sanz Montes.
Doce siglos de historia que han servido para atender desde el centro de la ciudad la evolución de la capital asturiana y alguna que otra cosa más. Y es que todos estos siglos, ha señalado por otro lado el arzobispo, no han sido únicamente para «el incienso de nuestra alabanza, sino también el humo de los incendios, el arte de nuestro patrimonio y los impactos de bala de las varias violencias que así dejaron su firma de intolerancia, las reliquias y, de modo especial, el Santo Sudario», ha recalcado. Todo un «álbum» de la historia cristiana en la que, además, ha añadido su importancia como punto de partida del Camino Primitivo de Santiago, «Oviedo y Compostela tienen ese nexo que los une», ha manifestado.
En la calle, tras una hora y veinte minutos de celebración, la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo esperaba para poner la nota musical al paseillo de los otros tantos centenares de ovetenses que esperaban también en el exterior a los que estaban dentro, desde la plaza hasta el Campo San Francisco. Un recorrido presidido por los concejales del equipo de gobierno, encabezados por el alcalde, Alfredo Canteli, y rostros del Partido Popular regional como Teresa Mallada o Pablo Álvarez-Pire.
Al mismo tiempo, comenzaban a subirse los primeros niños de la tarde al tiovivo ubicado frente a la Catedral y a empezar a llenarse las terrazas de las casetas de Porlier y de los paseos de la Herradura y el Bombé. Los lugares, pese a un cielo gris que amenazaba más agua, donde se come el bollo. En el prau o en las casetas. Esta última fue la opción preferida por Covadonga Barrallo y sus dos hijos, Mateo y Carmen. «Compramos el mejor bollo y venimos a disfrutarlo todos los años», ha clamado la madre. «Teníamos muchas ganas de este día, el tiempo parece que aguanta así que a aprovechar», ha aseverado, al tiempo que sus hijos no mostraban piedad con el bocado suculento.
Más arriba, en la plaza de España, la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF) repartía sus dos mil bollos entre los socios. Acudieron espaciados a recoger las delicias de pan con chorizo y el vino de Cangas a lo largo de toda la mañana, en pequeños grupos, pero con un goteo constante de personas para cumplir, como había solicitado la junta directiva, las debidas normas de distanciamiento social y evitar posibles aglomeraciones.
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