Rafael Francés
Oviedo
Domingo, 16 de julio 2023, 12:14
Ser la oveja negra de la familia le ha dado suerte pues precisamente ese fue el nombre que le dio a todos sus locales de restauración y, la verdad, no le ha ido mal. Moreno, engominado, afable, nada despistado, con mirada directa, de frente y ... a la cara, con buenos amigos y continuamente pegado al teléfono.
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Rufino Alonso Álvarez (Mieres, 1973), 'Rufo' es como le conoce todo el mundo, se dio cuenta pronto que lo suyo eran los bares, así que trabajó en muchos y luego, casi como paso natural, se convirtió en propietario. Ahora regenta dos en la avenida de Galicia. Relaciones públicas nato, no para de saludar a conocidos por la calle, todo el mundo sabe quién es. Nació en el Hospital de Murias (Mieres), hijo de José Antonio, informático de Hunosa, «trabajaba en el pozo moqueta» y de Azucena, Enfermera. Dos hermanas: Ana y Mari Sol.
Con poco años se trasladó a Oviedo a vivir en Buenavista donde fue al colegio y pasaba los días en la calle, como todos los niños de su época, con el balón y el bocadillo, «unas veces de Nocilla y otros de manteca y sal». «Jugábamos a las chapas y siempre con el balón, y nos íbamos a los prados de Montecerrao, de los que fuimos los primeros propietarios, y como en Oviedo nevaba todos los años nos tirábamos en trineo». Una niñez feliz en «la que no fui trasto».
Eso de ser trasto vino luego, ya con la juventud. «Empecé a trabajar en la hostelería a los 16 años. Lo hicimos en Mieres en la Cúpula y después en La Real y en más sitios. Ahí empezó el despendole aunque mientras tanto estudiaba Relaciones laborales aunque el último año, para poder acabar, mis padres me mandaron a Lisboa». Acabar, acabó, «aunque aprobé de milagro» y entré de becario en el pozo Moqueta».
Pero lo que le tiraba era la hostelería y ya «en 1999 me puse por mi cuenta, es decir, empecé a pagar autónomos el siglo pasado». Tuvo un bar en Vallobín, La Carpintería y de ahí «me fui a Manuel Pedregal, donde abrí La Oveja Negra, que hacía alusión a haber sido la oveja negra de la familia».
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«Llegué a tener cinco establecimientos y ya sólo me queda el de la avenida de Galicia y el de al lado. Han pasado los años y el chaval al que le tiraba la noche es ahora una persona más sosegada aunque siempre igual de sonriente. Separado y con dos hijos, Mateo (19 años) y Cayetana (16 años) disfruta de la vida, hace ejercicio, «principalmente bici de montaña», y queda a cenar con los amigos porque «no hay nada mejor que una buena tertulia». Por ejemplo, «los miércoles tenemos una». Ahora es de vino y cerveza porque las copas, en general, ya han pasado a la historia de su noche ovetense.
El mayor hobby es «comprar coches clásicos. Los compro, reparo y los vendo. «Ahora tengo un Mercedes 280 SL de 1977». Rufo busca tranquilidad y «aguante para sostener por la profesión porque Oviedo está inclinada hacia el Oviedo Antiguo en materia de hostelería». Mientras tanto, pasa los veranos en Menorca con la familia y mantiene los amigos de siempre. De hecho, fue su cumpleaños el pasado jueves y lo celebra hoy con una gran fiesta. Felicidades, 'Rufo'.
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