«Cuando vi todas las personas que habían entrado a mi historia clínica, se me cayó el alma a los pies»

La decisión la tomó la fiscal al final de la segunda sesión de las cuatro previstas en la Sala Tercera de la Audiencia Provincial y tras la declaración del propio médico implicado y de una batería de testigos. Porque, tal como indicó, «existe una duda razonable de que hayan sido los acusados las personas que realmente entraron a ver el informe porque cualquier facultativo podía acceder a las historias clínicas y, por tanto, no se puede asegurar al cien por ciento que los acusados» hayan cometido un delito de revelación y descubrimiento de secretos, por el que el Ministerio Público pedía penas de hasta 3 años y 3 meses de prisión.

La decisión de la Fiscalía provocó un importante y contenido alborozo entre acusados y amigos, aunque una alegría trufada de cierta amargura: «¿Ahora quién nos devuelve todo lo que hemos pasado durante estos años?», se preguntaban.

Ayer, la segunda sesión de la vista oral arrancó con la declaración del querellante, médico del HUCA, que explicó el proceso por el que se enteró de las «numerosas» consultas que había recibido su historial clínico tras recibir el alta en el hospital en el 9 de enero de 2017. Había ingresado por Urgencias la mañana del 8 de enero con un traumatismo en la cara fruto de un rifirrafe surgido en una discoteca. Una vez dentro de Urgencias se encontró con su supuesto agresor y volvieron las hostilidades en el pasillo. El médico tuvo que ser operado de una fractura de la nariz y fue trasladado al módulo de seguridad de Medicina Interna.

El caso es que tras recibir el alta y regresar al hospital a trabajar, según sus propias palabras, consultó las entradas en su historial y decidió que se había vulnerado el secreto de su historia médica y procedió con las acusaciones. En principio, eran 34 las personas que imputaba, pero al final la lista se quedó en los ocho a los que hoy la Fiscalía ha retirado los cargos.

Durante su declaración de ayer por la mañana, el médico aseguró que «cuando me incorporo al trabajo, abro el ordenador, veo todas las personas que habían entrado en mi historia clínica y se me cae el alma a los pies. Además, incluso me entero que era un cotilleo generalizado que se comentó en el chat de enfermeras del hospital».

Dicho esto, el facultativo declaró no querer perjudicar a nadie realmente «por eso he retirado la demanda penal (la acusación pública continuó por su lado) para no dejar sin trabajo a compañeros», y que «si me piden perdón los perdonaré».

Tras el médico, prestaron declaración un abanico de testigos y los diferentes letrados defensores dirigieron sus preguntas con un leivmotiv claro, mostrar que era imposible decir con nombre y apellidos quién entró en el historial clínico del facultativo porque en los servicios de Urgencias, las sesiones permanecen abiertas constantemente y se usan las claves de compañeros de servicio para que el sistema no se pierda operatividad.

El objetivo de los letrados defensores tuvo efecto pues tras un receso, la representante del Ministerio Fiscal retiró los cargos contra los ocho procesados, momento en el que el magistrado presidente de la Sala Tercera de la Audiencia Provincial dio por finalizado el juicio. Atrás quedan más de cuatro años de diligencias y procesos judiciales por este caso.