«Cuando llegué a Oviedo me pidieron 20.000 euros y que me prostituyera»

El procesado se enfrenta a quince años de prisión por los delitos de trata de seres humanos en concurso con el delito de prostitución coactiva, el delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y el delito de prostitución coactiva. En el juicio, ayer, solo contestó a las preguntas de su abogado, reconoció conocer los hechos que se le imputan pero, en todo momento, negó su autoría.

Según el Ministerio Público, la pareja captaba a mujeres extranjeras, una operación «favorecida por el hecho de que la pareja del acusado era nacional de ese país (por Tailandia), al que viajaba habitualmente y al que remitía importantes cantidades de dinero». Supuestamente, desde aquella fecha, el acusado cometió los delitos que ahora se le imputan, suscribe el Ministerio Público.

A una de las víctimas, señaladas por la acusación pública, la conoció «en 2008, cuando fui a cursar los estudios de masajes» a su país. Allí, «tuvimos una relación normal y nos casamos», en un pequeño pueblo asiático. Pasados «unos seis o siete meses, decidimos venir a España por motivos de trabajo». Aquí, «nos casamos en 2009 y estuvimos juntos hasta 2013». «Nos divorciamos de mutuo acuerdo, y alguna vez hemos vuelto a vernos, pero no mantenemos relación», afirmó el acusado.

El Ministerio Fiscal sostiene que dicha unión matrimonial «no tenía otro propósito que obligarla a ejercer la prostitución y así satisfacer la deuda contraída en el proceso migratorio». La aludida, sin embargo, declaró ayer: «Me casé en España por amor, no por los papeles».

A preguntas de la Fiscalía, confirmó haber trabajado «en dos clubes de alterne», en algunas ocasiones, y también en uno de los pisos de Oviedo, donde supuestamente vivía con el procesado.

La Fiscalía, en su escrito, asegura que la sobrina de la pareja del acusado, con la que captaba a las víctimas, llegó a Asturias tras una oferta para trabajar como camarera, pero acabó siendo obligada a prostituirse en los pisos que ellos gestionaban, en Oviedo y Gijón, para pagar sus deudas contraídas y «en unas condiciones abusivas». Asimismo, incide Fiscalía, era insultada frecuentemente y agredida con patadas y puñetazos por su tía. Episodios violentos que se repitieron hasta que pudo huir y denunciar lo sucedido.

Esta mujer declaró ayer que vino a España, «con el objetivo de trabajar 'normal', no como prostituta», pero «cuando llegué me dijeron que tenía que pagar 20.000 euros por venir al país y, al llegar a Oviedo, que tengo que trabajar como puta». Su familia vivía en Tailandia en situación de extrema pobreza, por lo que «tenía que mandarles dinero para que pudieran vivir». No tenía otro remedio. En esta situación, su propia tía «me pegaba puñetazos, sabía boxeo». «Nunca salía sola, no querían que conociera a nadie», añadió.

Así, tras escuchar a los testigos, la Fiscalía mantiene la solicitud de la pena de prisión de 15 años -suma de las peticiones de los tres delitos que se le imponen-, así como la prohibición de aproximarse a menos de 1.000 metros del domicilio, lugar de trabajo o cualquier lugar donde se encuentre una de las mujeres prostituidas, durante doce años. También le pide que indemnice a ambas mujeres con 60.000 euros.