«Me preocupa todo lo que no esté bien en Oviedo y el Tartiere, también», dice Canteli

Al menos 140 vigas del estadio Carlos Tartiere están dañadas o con deformaciones a causa de la falta de mantenimiento. La batería de deficiencias en la cubierta del campo, de titularidad municipal y que cumplirá veintidós años durante el próximo mes de septiembre, la completa la presencia de tornillerías en mal estado en un recinto, como adelantó este diario. Es necesario intervenir.

Estas obras se realizarán por fases para compatibilizarlas con los partidos del Real Oviedo, ya que se prevén largas y costosas, alrededor de los tres millones de euros, según las primeras estimaciones, siempre que la crisis de suministros y la subida de precios no encarezca el proyecto. Ayer, el alcalde, Alfredo Canteli, mostró su preocupación por el estado del estadio y aseguró que se arreglará «poco a poco».

«Me preocupa todo lo que no está bien en Oviedo y el Carlos Tartiere, también», expresó el regidor durante un encuentro con alumnos en la Escuela de Minas, «tenemos que hacer alguna cosa», añadió. Eso sí, aclaró, «lo conocemos (el problema con la cubierta) desde hace mucho tiempo y claro que se va a rectificar y arreglar los tejados, pero poco a poco», sentenció el primer edil.

Las obras, para las que aún no hay fecha, deberán consistir en la sustitución de las vigas más dañadas, la corrección de las deformaciones y la limpieza y aplicación de tratamientos anticorrosión en las que presentan un menor grado de deterioro.

No obstante, la realización del proyecto está siendo mucho más compleja de lo esperado por la necesidad de conocer exactamente el estado de cada una de las piezas de la trama de vigas que sostiene la cubierta a muchos metros de altura y difícilmente accesible. Como alternativa, la Concejalía de Edificios y Patrimonio encargó Simetría Gestión, una compañía especializada en modelado 3D, que analizase qué partes estaban afectadas por la corrosión y hasta qué punto de las tres secciones en peor estado.

Con un escáner láser, la empresa captó la mayor parte del graderío con una precisión de tres milímetros y realizaron un modelo en tres dimensiones con cada elemento identificado. El resultado fue alarmante: casi una de cada cinco vigas presentaba daños y apareció el peor síntoma: algunas sufrían ya deformaciones.

El Consistorio encargó entonces un estudio más en profundidad, un modelo digital lo más preciso posible de todo el estadio, que sirviese de guía para el proyecto, mientras los técnicos continúan trabajando en el diseño de un contrato que contemple la mejora de la estructura y las actuaciones en la cubierta. El edil de Edificios, Luis Pacho, garantizó anteayer que el estadio «no se va a caer», pero urge actuar.

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