El PP tumba en el Congreso la nueva Agencia Estatal de Salud Pública que Oviedo quería acoger

Al pleno había acudido el Gobierno central con lo que a priori parecía la certeza de ir a dar una luz verde que se ha quedado por el camino. Además de la ministra de Sanidad, Mónica García, otros cargos relacionados con la salud pública como el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. Allí también se encontraban el director general de Salud Pública y Atención a la Salud Mental del Gobierno del Principado de Asturias, Ángel López; y el portavoz de IU-Convocatoria por Oviedo, Gaspar Llamazares. Cerca de ellos, entre otros representantes políticos, el presidente del PP asturiano, Álvaro Queipo.

Precisamente, fueron las referencias a Simón realizadas por el diputado de Vox David García Gomis, quien se refirió al director del CCAES como un «títere» del Gobierno por el papel que jugó en la pandemia, han sido algunas de las cuestiones que más tensión han generado en el pleno. Además, defendió el voto en contra de su formación asegurando que la Aesap se convertirá en «un chiringuito» del Ejecutivo. Por su parte, la diputada popular María del Mar Vázquez afeó al Gobierno que la Agencia Estatal de Salud Pública nazca «sin financiación, sin garantía de independencia y con un gran riesgo de servir solo para el control político y la propaganda», para añadir a renglón seguido lo siguiente: «Mal vamos si antes de que nazca esta agencia ya conocemos a quién se postula», en referencia a Fernando Simón.

La ministra de Sanidad no tardó en salir a Fernando Simón. En sus palabras, la Agencia Estatal de Salud Pública es «una deuda del pasado y compromiso con el futuro» y el clima de bronca vivido en el Congreso, «un ejemplo de por qué la salud pública ha estado invisibilizada por los negacionistas de la ciencia y de la democracia, por aquellos que intentan hurtarnos el debate». «Hoy, el PP y las derechas han hablado de ETA, del 8M (de 2020), de Koldo y han insultado a nuestros científicos; Fernando Simón, mil veces gracias por aguantar lo inaguantable», sentenció.

Convencida, antes del chasco durante el turno de votaciones, García había llegado a dar por hecho un resultado que no fue tal. «Hoy tengo el inmenso honor de hacer realidad esta ley»; «hoy, cinco años después del inicio de la pandemia, podemos decir que España está mejor preparada que en 2020»; «no volveremos a afrontar una crisis sin recursos»; «el mayor avance es que lo que se aprueba hoy y que consigamos será un sistema más ágil, más coordinado y capaz de anticiparse a las amenazas del futuro». 176 votos en contra y 2 abstenciones, contra unos escasos 167 a favor, dejaron desactualizadas esas afirmaciones en poco más de una hora.

Aunque las candidaturas deberían haber llegado después, Oviedo ya se había postulado como una de las firmes candidatas para acoger la nueva sede de la Agencia Estatal de Salud Pública. El mismo alcalde, Alfredo Canteli (PP), mostró su esperanza el lunes pasado de que tuviese lugar la aprobación en el Congreso tras una reunión en la que, precisamente, acudió a solicitar el apoyo del presidente del Gobierno del Principado de Asturias, Adrián Barbón (PSOE) para que impulsase la candidatura de la capital asturiana. La capital ofreció en su día el castillete de acceso a la fábrica de armas de La Vega como espacio para albergar la sede.

El diputado de Sumar por Asturias, Rafael Cofiño, hizo referencia a la ciudad asturiana durante su intervención, en la que destacó que «los municipios son espacios fundamentales para desplegar políticas de salud pública» en materia de mejora de la vivienda, calidad laboral, construcción de espacios saludables o reducir la contaminación, con las que «tenemos un impacto enorme en la salud». Y puso un ejemplo: «Si conseguimos integrar políticas que mejoren la calidad de vida de las personas y que permitan, teniendo más tiempo libre al reducir la jornada laboral, pasear por una ciudad como Oviedo 20 o 25 minutos más al día, vamos a poder reducir las muertes prematuras en torno a 70 u 80, la reducción de 2.200 toneladas métricas de C02 y un ahorro de 170 millones de euros al año en ciudades como Oviedo».