El plan de La Vega prevé convertir un complejo «impracticable» en el centro neurálgico de Oviedo

Compuesta por 41 edificaciones -33 de ellas vinculadas a la actividad productiva y ocho pabellones de viviendas-, sufre, advierte, «desprendimientos frecuentes de aleros, marquesinas y canalones»; «en todas las plantas bajo rasante hay riesgo de derrumbe»; y «muchas de ellas están inundadas». En definitiva, más del 50% de los equipamientos «son impracticables debido a que la vegetación en algunos casos sobrepasa los tres metros de altura y trepa por las edificaciones como suceden en las viviendas de jefes y encargados» y también «está dañando las dotaciones penetrando incluso por los ventanales hasta invadir el interior de los inmuebles». Estas son algunas de las advertencias esgrimidas por el comité Hispania Nostra para incluir a la fábrica de armas en la lista roja del patrimonio.

Una calificación que ha llegado después de que la profesora titular de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo y miembro de la plataforma Salvemos La Vega, Mar Díaz González, enviase el 21 de diciembre una detallada petición a esta entidad para que estudiase el conjunto tras la firma protocolo inicial de intenciones para su reordenación urbanística, firmado en julio del año pasado por Defensa, el Principado y el Consistorio.

Tras algunos cambios de planteamiento en lo que se refiere a ese documento inicial, como el mantenimiento de los chalés de oficiales y otras edificaciones, y la más reciente noticia de destinar la previsión de edificabilidad inicial para la construcción de un millas de viviendas de alquiler social para jóvenes mediante el traspaso de los terrenos de Defensa a Transportes, pronto se cerrará el convenio definitivo.

A falta de los debidos informes de los técnicos municipales y de su aprobación en el Pleno, este dibuja la transformación del espacio en un polo de empresas, cultural, verde y de viviendas públicas en el que están programados los derribos para revertir esa situación de abandono actual. También, y esto último ha sido una de las propuestas más recientes del alcalde, Alfredo Canteli, el gobierno local quiere impulsar en el complejo un museo de los Premios Princesa de Asturias para terminar de ponerle la guinda al conjunto fabril como epicentro.

En lo que toca al planeamiento futuro de las edificaciones existentes, de los chalés de ingenieros, por ejemplo -y según se recoge en la documentación-, se mantendrán diez, mientras que los dos restantes junto a la carpintería, el almacén de productos químicos y los depósitos de gasoil serán demolidos para la generación de suelo residencial, sumando 4.438 metros cuadrados de superficie construida al ámbito.

Hay que añadir, además, que está previsto el derribo del edificio de seguridad y documentación, el economato, el pabellón once, el laboratorio, el comedor de obreros, el almacén de residuos, la fontanería, el botiquín, el probadero de armas y las galerías de tiro para la generación de espacios libres y viales. Entre ellos, el de la nueva entrada a Oviedo. En definitiva, diez edificios serán demolidos para la generación de espacios libres y viales, y otros seis se derribarán para crear el apartado residencial.

Para proteger el entorno del monumento Prerrománico de San Julián de los Prados de los males del tráfico y la contaminación de la antigua 'Y', el equipo de gobierno quiere integrar el Bulevar de Santullano, en una segunda fase de obras, en el esquema de La Vega, creando una suerte de gran calle de tránsito para peatones y vehículos por dentro de los terrenos, muy cerca de la nave de Cañones, donde el Principado impulsará ese nuevo centro de empresas ligadas al sector biosanitario.

Sin embargo, critica la profesora Mar Díaz González, «lo que están esperando es que el tiempo actúe por sí solo como ocurre, por ejemplo, con la plaza de toros, y si el conjunto se pierde, todo se deforma». Es por ello que Díaz quiere que el debate sobre el futuro de la fábrica de armas de La Vega pase del nivel local al «nacional e internacional» al tratarse del «conjunto más preciado». «La Vega es muy importante y en este listado de Hispania Nostra se incluyen aquellos bienes que están en peligro, que sufren un grave deterioro y son de significativa importancia».

Pero para llegar a este punto no ha sido fácil. Esta profesora dedicó un día para presentar toda la documentación que, después, fue analizada por los expertos. «Cualquier persona a título individual o cualquier colectivo o entidad puede dirigirse a la institución si considera que se encuentra amenazada la integridad de un bien cultural», añade Rosario Alonso, delegada de la institución en Asturias, quien explica que una vez recibido el formulario, se pone en marcha «un comité científico que estudia en qué situación se encuentra dicho elemento».

«El análisis que se hace es estrictamente científico porque los expertos estudian y solicitan cuanta información complementaria sea necesaria». Es por ello que piden documentación a las administraciones competentes, a la propiedad o a los delegados de zona, entre otros agentes involucrados: «Una vez revisado todo, se decide incluir el bien -como pasó con La Vega- en la lista roja. Solo se incluye cuando existe cierto riesgo de pérdida porque en caso contrario, se desestima su inclusión».

El valor de La Vega no está todo a simple vista. Díaz lleva tiempo defendiendo que hay patrimonio oculto en La Vega. Bajo tierra puede estar el conjunto palatino de Alfonso II, restos del monasterio benedictino -solo se mantiene el claustro y una portada de la capilla románica- y el comité defiende «que en todo el recinto hay una red de túneles de servicio que comunica todas las naves y edificaciones entre sí».

Se trata de unos «pasadizos» para las instalaciones de vapor después de que en 1875 se implantaran en los prados y huertos del monasterio los primeros talleres de armería y maquinaria impulsados a vapor. También está la red de «agua caliente, calefacción, luz..., y hay informaciones que dicen que estas conexiones se pueden extender fuera del recinto a calles adyacentes». Todo ello se prevé que vea la luz con las catas arqueológicas que tiene que hacer el Ayuntamiento antes de poner en marcha cualquier plan.