«La pederastia no es un delito del clero en particular, sino de la sociedad entera»

Comenzando por el final de su charla, Sanz Montes puso el foco en un problema que persigue a la Iglesia desde, en sus palabras, «el interés del Parlamento de centrarse en el porcentaje de clérigos que han cometido este delito», la pederastia. Tiró de cifras, con informes como el de Save the Children como base: «El 0,2% de todos los delitos de pedofilia lo cometen miembros del clero». Una cifra que, aseguró el arzobispo, «no me consuela»; si bien hizo hincapié en que «la pederastia no es un delito del clero en particular, sino de la sociedad entera».

Por otra parte, recordó sus últimos dos viajes, a Roma y a Asís, donde pudo testimoniar «nuestra forma de vivir la vida como cristianos». Una peregrinación que, lamentó, «contrasta con ese intento, ni fortuito ni inocente, de erradicar violentamente todo indicio que pueda recordar lo que los cristianos han hecho con el paso de los años».

Para Sanz Montes, «la humanidad ha fallado a la Iglesia y la Iglesia ha fallado a la humanidad», una tesis que sostuvo asegurando que hay individuos que solo tienen tres dioses: «el poder, el dinero y la lujuria». Enumeró los «objetivos que se han fijado como diana» algunas administraciones, que «juegan a ser como Dios» y lanzan el mensaje de que «la Iglesia está anticuada y obsoleta». Ante este escenario, el arzobispo de Oviedo dio un repaso por los temas de actualidad política: «La familia confundida hasta la destrucción; la educación y todas sus derivadas; la vida y sus condenas arbitrarias; y la ideología de género y sus satélites». De la última mandó recado: «hay astronautas orbitando que van cambiando de naturaleza a cualquier edad, si no, que pregunten en Villabona».

Y para quienes «dicen que hablo de política», les recordó que «es mi deber». Eso sí, «me meto en política, pero jamás sabrán mis siglas ni me meto en partidos», zanjó.