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PILAR GUTIÉRREZ
Lunes, 13 de noviembre 2023, 00:26
En origen, la calle Silla del Rey proviene del monumento de piedra en forma de banco que data de 1772 y que, en su día, estuvo en la plaza del mismo nombre, al comienzo de la vía. A pesar de ser una muestra más de la antigüedad del callejero ovetense, lo reseñable de Silla del Rey es su valor en tradición de comercio, con negocios que se extienden por toda la calle y que, en su mayoría, superan la media de veinte años abiertos al público.
En opinión de los propios comerciantes, esto se debe a su perfecta ubicación para establecer un negocio; conectando la avenida de Galicia hacia abajo, hasta la calle la Argañosa, pero pasando entre medias por la avenida Valentín Masip, lo que hace que «el movimiento de gente y de clientela sea constante».
Prueba de ello es la tienda 'mini-market' de productos extranjeros -generalmente Rumanía, aunque también de Polonia, Bulgaria y últimamente Ucrania- de la pareja rumana Cristina y Dimitri Sauciuc, con ella al frente de un local que adquirió «hace casi cinco años» y que ha llevado a la cima. «Trabajé durante quince años en limpieza y cuando surgió la posibilidad de coger la tienda por traspaso, dijimos 'intentémoslo'», recuerda Cristina.
Con la pandemia de por medio -la cual les dio un gran tirón-, la tienda sigue creciendo para maravilla de los Sauciuc, quienes viven en Oviedo desde hace veinte años y ven en la zona alrededor de Silla del Rey su hogar. «Mis clientes están aquí, me buscan. No me movería, ni pensarlo», aseguró.
Cruzando la calle, la joyería Pablos es uno más de los ejemplos de tradición que caracterizan a la calle Silla del Rey. Con tres generaciones de historia -tras cincuenta años de atención al público-, David Pablos es el último en «coger las riendas» del negocio. «Mi abuelo, Luis Pablos, trabajó en muchas tiendas hasta que abrió esta joyería en el 'boom' de los setenta, como muchas otras», recuerda Pablos.
Su firma de «joyería de toda la vida», le da la fidelidad en clientela, además de que, en su opinión, «cuando vas a una joyería de barrio, no sólo compras un producto, compras la tradición, el asesoramiento y la garantía personal». Por otro lado, Pablos lo tiene claro y, para él, «Silla del Rey es una calle activa, un pasaje entre lo humilde y lo comercial».
Siguiendo con los negocios con historia, a unos metros de distancia se encuentra Electro Bazar, la tienda de electrónica de referencia del barrio desde hace 32 años. «Es un negocio familiar. Al jubilarse mi madre hace once años lo retomé yo», señala el dueño actual, Eduardo Melcón. Es «de los más veteranos de la zona», apunta, además de que son «los únicos» que quedan. De hecho, la clientela fija -principalmente mayor- le ha hecho fijarse en Silla del Rey donde ha abierto un segundo local.
Haciendo esquina con Valentín Masip, la tienda de moda infantil SeSe acumula tradición y clientela fiel desde hace sesenta años. Su dueña, Genoveva Gravalosa, lo adquirió por traspaso hace 35 años, motivada por su amor a ese mundillo, aunque no niega que «hizo falta valor».
«Tenía que trabajar, vi que se me presentaba y me dije 'esto que me gusta mucho, voy a tirarme a ello'», recuerda mientras atienda a una de sus clientes veteranas. A muy poco de jubilarse, esta mujer emprendedora admite que la tienda tiene recorrido y un buen fondo conseguido con «mucho esfuerzo». Para ella, «esta zona tiene de todo: es cómoda tanto para vivir como para trabajar».
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