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ROSALÍA AGUDÍN
Domingo, 2 de octubre 2022, 01:38
José Ramón Castañón, más conocido como 'Pochi', llena con sus misas la parroquia de Nuestra Señora de Covadonga de Teatinos. ¿El secreto? «Sigo siendo un cura del Vaticano II; apuesto por una iglesia viva, participativa y de la calle. Así crecí y así me enseñaron. El diálogo es básico y no me gustan las jerarquías», explica. A ello se le suma un lenguaje cercano con los niños. Él siempre está «rodeado de gente joven», porque también es profesor del Seminario y de la facultad Padre Ossó.
Hijo de Manolo e Imelda, 'Pochi' nació en la avenida del Mar en 1962. Dice que es el mimado de la familia al ser el más pequeño de seis hermanos -cuatro chicos y dos chicas- y fue bautizado en la iglesia de Santullano. Siendo muy pequeño, la familia se mudó a vivir a la calle Foncalada y estudió en el Menéndez Pelayo de la calle General Elorza. «Siempre estuve vinculado a movimientos juveniles y de acción social en la parroquia de la Corte. La vocación me viene desde pequeño, aunque yo no lo tenía muy claro». Cuenta que en un principio quiso ser psiquiatra, pero le impresionó la labor de los misioneros. «Conocía a algunos asturianos y con doce años fui a Valladolid a los Misioneros del Sagrado Corazón».
Se fue de casa muy joven, pero con el paso del tiempo quiso volver para «estar con mi gente». Estudió el Bachiller en La Asunción y luego entró en el Seminario. «Es una época de la que guardo grandes recuerdos. Me lo pase muy bien, éramos muchos y fueron años muy felices». Los fines de semana volvía a casa y en los ratos libres iban al cine, jugaban al fútbol y a otros deportes . «Teníamos mucha libertad y lo simultaneé con los estudios de Historia del Arte» en El Milán.
Como apasionado de la pintura, las paredes de la parroquia están llenas de cuadros. Él también coge los pinceles en sus tiempos libres, cuando también le gusta ir a surfear. Aunque estos ratos son escasos, pocos porque se vuelca con su parroquia.
Se ordenó como cura en la Catedral y su primer destino fue Cangas del Narcea: «Estuve cuatro años allí y luego dos en La Espina». Tras pasar por el Buen Pastor de Gijón se fue a Roma a estudiar Filosofía. «Pasé allí tres años y las clases eran en italiano. En esta época me enamoré de la ciudad y todos los años vuelvo varias veces», relata. Más tarde se doctoró en Filosofía y de vuelta a Asturias le asignaron la parroquia de los Santos Apóstoles. Una época de catorce años que finalizó en 2013, hasta llegar a Teatinos. «El año que viene cumplo una década aquí. Tenemos una actividad frenética y aquí soy feliz porque me siento muy querido. Yo ofrezco frescura, carisma, cariño y acogida. Soy muy cercano con la gente», añade.
Unas labores que compagina con la docencia, que le apasiona. En los próximos meses introducirá cambios en el catecismo con la aplicación del método Montessori. «Es un cambio que me lo pide el cuerpo y, de forma paralela, estamos formando una hermandad. La gente está como loca por la cofradía y teníamos la necesidad de crear y ser iglesia», cuenta desde su despacho en la parroquia.
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