Oviedo regresa al origen del Camino con Alfonso II

Una vez más, la capital ha viajado en el tiempo hasta la Edad Media para conmemorar a la figura del primer peregrino del Camino de Santiago según la tradición: Alfonso II 'El Casto'. Fue en el año 820 cuando el monarca asturiano supo del hallazgo de los restos del apóstol Santiago en Galicia. Tras formar una comitiva, el rey no dudó un instante en emprender un viaje que marcaría la tradición peregrina en los siglos venideros. Con motivo de tan marcada hazaña del que fuera el dueño y señor del Reino de Asturias, Oviedo se ha convertido en la capital medieval durante el fin de semana. Una celebración que ya va por su tercera edición y que evoluciona tanto en programa como en ambiente.

El momento más emblemático de todos fue ayer por la noche, cuando las luces se apagaron en la plaza de la Catedral y en un escenario formado alrededor de la figura de la Regenta apareció un Alfonso II ataviado con sus mejores galas. Se trataba de la recreación de aquel primer viaje en el que el monarca -interpretado por Ramón Langa, afamado doblador en castellano de Bruce Willis o Kevin Costner- conquistó al público ovetense con su apasionante historia.

Bajo la luz nocturna y con música ambiente, se presenció alguna de las aventuras que el monarca tuvo que superar en su peregrinaje, desde los cotilleos de su corte por el pronto viaje a tierras gallegas hasta su batalla con el rebelde bereber Mahmud ben Abd al Yabbar. Una velada que conquistó al gran público de ovetenses que se reunió a los pies de la Catedral.

La obra de teatro fue sólo la traca final de todo un día en el que el ambiente histórico fue la firma. Durante horas, un museo viviente frente a la Catedral instruyó a turistas y a curiosos del modo de vida medieval, tratando de ser lo más fielmente posible a la historia. Por otro lado, la plaza de La Corrada del Obispo se centró en el público infantil, donde se desarrollaron talleres, cuentacuentos y obras de teatro.

A unos pocos metros de las puertas de la Catedral, se levantó todo un campamento medieval en el que hasta el más mínimo detalle fue trabajado. Otro año más, la asturiana Asociación de Recreación Histórica La Guardia fue la anfitriona encargada de montar tan histórico escenario, llamando a su vez a otras asociaciones de Castellón y Madrid para colaborar con los talleres ilustrativos de la vida medieval entre los siglos IX y X.

El ovetense Pablo Alonso se convirtió en el cirujano de la plaza por un día, enseñando a cualquiera que se interesara cómo era la medicina en la época del rey Alfonso II. «No había mucha diferencia entre el médico y el cirujano. El instrumental ya estaba mucho más avanzado de lo que pudiera parecer y se hacían operaciones de todo tipo. Eso sí, con relativo éxito», ironizó.

A su derecha se encontraba un variado grupo de personas, todos ellos vestidos con diferentes ropajes de colores. «Representamos lo que sería la clase media de la época. Vamos, más o menos, cómo irían vestidos en el Reino de Asturias en el siglo IX», avanzó el experto Antonio Roig. El criterio más importante, aclaró, es el «acercarse lo máximo posible» e intentar reflejar la historicidad a través de la tela. La evolución en cómo se cosía y se teñía la ropa, añadió la 'hilandera' Nieves Rico, «no es tan distinta a cómo lo hacían nuestros bisabuelos».

Sin embargo, fueron las tiendas de campaña de la armería lo que conquistó a más turistas, quienes no dudaron en acercarse y probar de primera mano una lanza, escudo o casco medieval. Allí se les daba una explicación de cómo evolucionó su creación durante todo el Reino de Asturias. «Acercamos la historia para que puedan tocarla, percibirla con los sentidos», declaró Pelayo Mejido, encargado de la 'ciudad medieval'.

En el rincón de la cocina se veían los primeros pasos de la receta de un potaje del siglo X, basado en cereales y legumbres que «era lo barato, daba cantidad y llenaba de energía al pueblo llano», informó la 'cocinera' Ana Victoria León. Según añadió, la mentalidad en la comida no ha cambiado mucho con el paso de los siglos, siendo partidaria de que al final somos el resultado culinario de una larga tradición.