Mi negocio en la calle Torrecerredo

«La mejor calle de Oviedo para poner un negocio»

La calle Torrecerredo, en Oviedo, es una vía que combina el ambiente residencial con una creciente actividad comercial. Destaca por su cercanía a servicios esenciales como colegios, centros de salud y supermercados, lo que la convierte en una zona cómoda y funcional para vivir. Su ubicación estratégica y la oferta de comercios y negocios locales han hecho que sea un punto de interés tanto para residentes como para visitantes, aportando dinamismo y vida a la zona.

Uno de los negocios con más trayectoria es la peluquería S&M, regentada por las hermanas Maite Fernández y Susana, quienes llevan 19 años peinando y cuidando a sus clientes en la misma calle. «Es una calle de paso, aquí siempre hay gente», comenta la primera de las hermanas. «El centro de salud cercano ayuda a que haya movimiento, aunque también existen algunos inconvenientes como el aparcamiento, que es un problema constante. Hay clientes que dan varias vueltas antes de encontrar un sitio», lamenta Susana. Otra de sus preocupaciones es el muro que hay en la acera, que dificulta la visión del local y el paso de peatones. «Si ese muro no estuviera, se verían mejor los negocios y la calle ganaría en dinamismo», aseguran.

Ana Garrote, dueña del bar El Barrio, lleva 18 años sirviendo en la misma ubicación. Su local ha sido testigo de los cambios en los hábitos de los clientes, especialmente después de la pandemia. «Antes abríamos hasta tarde e incluso teníamos música en directo, pero ahora todo ha cambiado. Hay más tardeo y por la noche ya no es lo mismo», explica. A pesar de estos cambios, esta hostelera continúa comprometida con su negocio y espera poder jubilarse en él. «Lo llevo sola y aunque los tiempos han cambiado, aquí sigo, resistiendo porque, además, es un barrio en el que nos conocemos todos», dice con una sonrisa.

Más reciente es la tienda de alimentación para animales Fartucán. Su dueña, Marta Gómez-Lacazette, decidió abrir en Ciudad Naranco tras analizar el barrio y darse cuenta de la cantidad de perros que hay en la zona. «Sabía que podía funcionar», reconoce, «porque hay mucha gente con mascotas», comenta. Sin embargo, al igual que otros comerciantes, también encuentra en la falta de plazas de aparcamiento un obstáculo para los negocios del barrio. «Para los clientes que vienen a comprar piensos grandes es complicado», asegura. A su juicio, «debería haber más facilidades para parar un momento sin miedo a multas», señala. A pesar de estos problemas, Gómez-Lacazette tiene claro que quiere quedarse en el barrio. «Este negocio es para largo», concluye con convencimiento.

Uno de los comercios con más personalidad es la ferretería de Adrián Álvarez y Eva Iglesias, que lleva en la calle diez años, aunque en su ubicación actual sólo seis. «Cogimos el traspaso de un local antiguo que estaba a 150 metros de aquí y después nos mudamos», explica Álvarez. A pesar de no provenir del sector, su pasión por las ferreterías los llevó a emprender en este negocio. «Nos parecía un comercio con recorrido, pese a que hay que atenderlo con mimo y que siempre tendrá demanda», dice. Sobre la calle, tiene una opinión clara: «Es poco comercial, aquí triunfan cosas como la ferretería o la alimentación», afirma, para matizar a renglón seguido que «si alguien quiere poner un negocio en el barrio, esta calle es la mejor opción. Está el centro de salud, los colegios, el Alimerka y pronto habrá un Mercadona».

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