La ciudad de Oviedo acumula un buen puñado de puntos negros urbanísticamente hablando. Uno de ellos, el desarrollo de los 67.138 metros cuadrados de Vaqueros-La Estrecha, un proyecto para la promoción de 250 viviendas entre los campos de fútbol de Los ... Castañales y la subestación eléctrica de La Corredoria que lleva pendiente desde 2008. Quince años de olvido, motivados porque la coincidencia quiso que la crisis inmobiliaria estallase poco después de que el Pleno del Ayuntamiento aprobase el convenio urbanístico, y que la junta de gobierno local borró ayer de un plumazo con la aprobación definitiva del plan de urbanización del ámbito.
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Subsanada la documentación y pasado el pertinente trámite de información pública iniciado hace algo menos de un año, poco más queda ya que ponerse manos a la obra. En el caso de que los promotores opten por la edificación simultánea de la urbanización y la edificación de los terrenos, de manera previa al inicio de las obras deberán presentar un aval en concepto de fianza por el importe del presupuesto total de la obra, que se mantendrá hasta el momento en que se realice la recepción de las mismas. ¿Cuánto? Las cifras de Vaqueros-La Estrecha siempre han estado en el aire. De manera inicial, el presupuesto del proyecto de urbanización excedía los 12,7 millones de euros de los de entonces. Ahora, la cuantía del aval que se solicita asciende a 3.966.476 euros (IVA incluido).
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En 2020, el gobierno local del PP y Ciudadanos (ahora del PP en mayoría) aprobó un nuevo proyecto de expropiación forzosa que permitió a los promotores, liderados por la empresa Metrovacesa, hacerse con 14.000 metros cuadrados distribuidos en cuatro grandes fincas propiedad hasta entonces de Carabaza Hidalgo. Fue el resurgir de un proyecto, de la mano de una nueva junta de compensación, que tropezó con la burbuja hace tres lustros y que revivió casi una década después consciente de que el traslado del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) a La Cadellada no le iba a venir del todo mal a futuro.
Esto, a pesar de que el plan de Vaqueros-La Estrecha, en un primer momento, se veía afectado por la previsión inicial de que el nudo entre la AS-II y el entonces aún en obras Hospital se trazasen por la mitad del ámbito. Cuando la CUOTA despejó el balón en 2009, la tramitación tropezó con el colector Norte.
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Ahora, para completar urbanísticamente el hueco que quedó entre las vías férreas y la zona de Pontón de Vaqueros, el Plan General vigente deja el margen que deja. ¿Cuál? La apuesta por un modelo mixto de pisos y viviendas unifamiliares agrupadas. Además, la empresa deberá colocar 13.000 metros de espacios libres de uso público para dar continuidad a las zonas verdes de El Villar y la unidad de gestión 2-24 y dejar una banda de protección frente a las vías del tren y la subestación. Por el camino, la exigencia de reservar algo más de 10.000 metros de suelo para equipamiento justo a continuación de Los Castañales, y otros tantos -9.500 metros cuadrados- deberán servir para viarios.
Otro proyecto que resurge de sus cenizas al calor del HUCA y de La Corredoria y que parece que deja del todo atrás la sombra de la crisis del ladrillo -y de un primer promotor, cántabro, que terminó juzgado y condenado por varias tropelías urbanísticas en la comunidad autónoma vecina-.
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