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En una escena icónica de 'Los Pájaros' (1963), Melanie Daniels observa con inquietud cómo las aves comienzan a reunirse en un parque infantil antes de lanzar un ataque repentino. La ficción es ficción, al menos casi todo el tiempo, y una imagen como esa, hitchcockina, ... sería más que difícil de creer. Lo que sí ha detectado el servicio municipal de control de aves es un aumento en Oviedo, entre los meses de mayo y agosto de 2024, de incidencias relacionadas con la gaviota patiamarilla, cada vez más común en los entornos urbanos del interior, y cuya población ha crecido en la capital asturiana. Su presencia cada vez más frecuente ha llevado a reforzar las medidas de control para evitar que estas aves, en proceso avanzado de adaptación, generen problemas en la ciudad. ¿Cómo? Mediante la retirada de nidos en la época de cría con el objetivo de frenar su reproducción y asentamiento.
Las gaviotas, tradicionalmente asociadas a los entornos costeros, se encuentran cada vez más cómodas en Oviedo. El servicio ha atendido un total de dieciocho incidencias, se han retirado seis nidos, seis huevos y cuatro pollos en todo el año pasado. Con el comienzo del periodo de control poblacional de esta especie (en mayo), reza el informe, lo primero que hicieron los profesionales de la empresa adjudicataria fue ponerse en contacto con los ciudadanos que habían registrado reclamaciones y a visitar los inmuebles en cuestión, retirar los nidos localizados e inspeccionar los tejados. Entre junio y agosto, continúa el documento, se recibieron incidencias más preocupantes «por la presencia de gaviotas que presentaban cierta agresividad y de crías en algún tejado».
Parte de la explicación del aumento de esta especie en Oviedo radica en su cercanía con Gijón y Avilés, donde las colonias costeras han crecido en los últimos años, obligando a algunos grupos a desplazarse en busca de nuevos territorios. Además, los vertederos cercanos y la abundancia de desperdicios en zonas urbanas facilitan su alimentación, mientras que los tejados y cornisas de los edificios les ofrecen lugares seguros para anidar. En muchas ciudades, las gaviotas han aprendido a buscar alimento en vertederos, mercados y calles, lo que les permite sobrevivir sin necesidad de depender exclusivamente del ecosistema marino. El Ayuntamiento informa a los vecinos que, ante cualquier incidencia, deben avisar en el comienzo de la época de cría, en mayo, para que las cubiertas de los edificios sean revisadas y el problema se pueda atajar de raíz.
Para ganarle la guerra al descontrol de aves en el término municipal de Oviedo, el equipo de gobierno local ha optado por incrementar sustancialmente el presupuesto. El actual contrato del servicio de control de las poblaciones de palomas, gaviotas y estorninos finaliza sin posibilidad de prórroga el próximo 11 de agosto. El nuevo, actualmente en fase de licitación, entrará en vigor el 12 de agosto y tendrá una duración de dos años y se podrá prorrogar durante otros dos más. En total, más de 175.000 euros. La explicación del Ayuntamiento, la siguiente: «En la actualidad, las altas poblaciones de palomas, gaviotas y, últimamente, estorninos que se encuentran o invernan en la ciudad, además de generar molestias por ruidos o suciedad, también son vectores de transmisión de enfermedades, motivo por el cual también es necesario tenerlas controlada».
Los otros grandes enemigos son los negros (o pintos) estorninos. En las ciudades del norte, y Oviedo no es una excepción, su presencia se ha hecho más evidente a lo largo de los últimos años, sobre todo durante el otoño y el invierno. Estas aves encuentran en los entornos urbanos refugio contra las bajas temperaturas y un acceso constante a alimento, aprovechando tanto los restos de comida como los insectos que habitan en entornos verdes como el Campo San Francisco y otras zonas de la ciudad. La reducción de depredadores naturales, por otro lado, favorece su proliferación, y su presencia en grandes bandadas suele generar inconvenientes relacionados con la suciedad y el ruido. ¿Cuántos hay en Oviedo? Depende de la época, pero durante el periodo de invernada de la temporada 2023-2024 se llegaron a contar hasta 5.500 ejemplares de estas aves entre el Campo y la calle Telesforo Cuevas. Fue en noviembre de 2023. Previamente, en septiembre se habían localizado unos 900 ejemplares (700 de ellos en el Campo) y a finales de enero de 2024, tras instalarse un gran bando de dos millares en el San Francisco, se alcanzaron los 2.500 en toda la ciudad. Las intervenciones del servicio, detalla la memoria, lograron mantener la población de estorninos «estables en un número bajo durante el resto de la temporada de invernada». La «población residente» de estorninos se estima en torno a los dos mil ejemplares.
Los especialistas realizan censos semanales en todos los dormideros utilizando métodos de conteo directo de los individuos que componen los diferentes bandos y que acuden al anochecer al interior del casco urbano de la ciudad. Dichos censos, amén de para controlar cuántos hay y dónde están, sirven para determinar la efectividad de las labores de control. En ese sentido, las áreas verdes de la ciudad a las que acuden los estorninos para pernoctar se denominan dormideros y se clasifican en dos categorías: primarios (lugares que ocupan de manera masiva en temporada de invernada) y secundarios (donde intentan reubicarse cuando empieza el control de población). Zonas como el Campo, los alrededores del cibercentro de La Lila, el Banco de España, Llamaquique y las inmediaciones del instituto Alfonso II son algunos de sus lugares preferidos. Este año ya se pueden ver por la ciudad. Grandes bandadas sobrevolaban estos días los alrededores del Seminario Metropolitano.
Otro de los datos relevantes del informe del servicio municipal de control de aves confirma un descenso en el número de reclamaciones relacionadas con la paloma común, lo que indica un descenso de la población de la también conocida como columba livia. Muchos de los problemas ocasionados por la concentración de grandes grupos de individuos, señala, «se deben a la alimentación intencionada» por parte de los vecinos en diferentes zonas de la ciudad. A pesar de caer en población, fue la especie que más incidencias provocó entre agosto de 2023 y el mismo mes de 2024, con veintiocho intervenciones. Mayoritariamente, relacionadas con la presencia de grandes grupos, la formación de puntos de suciedad en la vía pública e inmuebles, las molestias ocasionadas en las terrazas de los establecimientos hosteleros y la presencia de colonias reproductoras incontroladas en inmuebles abandonados y deficientemente sellados.
Según en qué casos, la solución ha pasado por el asesoramiento de la población, la instalación de jaulas de captura o la inclusión en la lista de futuras ubicaciones para estos sistemas, o el cambio en la ubicación de algunos de ellos tras la reducción de la población en la zona afectada. Estas jaulas han estado colocadas en edificios como el hotel de la Reconquista, el EXE, el colegio Nazaret, la biblioteca del Fontán, el centro de salud de Ciudad Naranco, el colegio Lorenzo Novo Mier, la piscina cubierta de La Corredoria o la iglesia de Santo Domingo. Se han realizado un total de 892 capturas en estos puntos. El mayor número de ellas (248), en el Nazaret. Esto ha permitido mantener a raya su proliferación, aunque el servicio hace hincapié en la necesidad de no darles de comer para evitar la concentración de grandes grupos.
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