«Sin las fábricas de armas de La Vega y Trubia, España no sería lo que es hoy en día»

Sus datos asustan. La fábrica de armas de La Vega tiene unas dimensiones iguales a diecisiete estadios del Carlos Tartiere, sus áreas verdes están tan solo por detrás del Campo de San Francisco y su superficie construida es muy parecida al madrileño monasterio de El Escorial. Pero desde hace seis años estas instalaciones no tienen uso. El ministerio de Defensa decidió en 2012 unificar toda la producción en Trubia y ahora el Ayuntamiento lucha para que estos terrenos sean devueltos a la ciudad. Mientras tanto, una cuarentena de ovetenses disfrutaron esta mañana de su belleza gracias a la visita dirigida por la historiadora María Fernanda Fernández en el seno de las cuartas jornadas de patrimonio industrial.

Durante el recorrido, este experta afirmó que sin las fábricas armamentísticas de La Vega y Trubia, «España no sería lo que es hoy en día». Y es que entre sus naves trabajaron centenares de miles de ovetenses y en ellas se realizaron armas como el Fusil Ametrallador Oviedo (FAO), varios componentes para misiles o los cañones para las armas de fuego.

La fábrica de armas se asentó en un primer momento en el monasterio de La Vega pero pronto estas instalaciones se quedaron pequeñas. A lo largo de su vía principal se construyeron una serie de naves y una de las últimas en realizarse fue el taller de Cañones. Fue diseñada por Idelfonso Sánchez del Ríos en 1940 y su diseño en llamó la atención a los asistentes a la cita: «El pabellón casi no tiene paredes y sobre los las ventanas hay pintadas una serie de palabras y de máximas que contribuyen al desarrollo de la producción», especificó Fernández durante la visita.