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cecilia pérez
Oviedo
Martes, 17 de diciembre 2019, 13:27
A la tercera fue la vencida. Después de dos suspensiones, (una por incomparecencia del acusado y otra por un fallo técnico) este martes, sí se pudo celebrar el juicio contra el hombre acusado de abusar sexualmente de siete menores en una piscina de bolas de ... una sidrería del barrio de Teatinos, en Oviedo.
El hombre llegó a la sede judicial procedente del centro penitenciario de Asturias para responder ante la justicia por los delitos que le imputa la Fiscalía del Principado de Asturias. Con todo, el hombre se negó a declarar e incluso rechazó responder a las preguntas de su propia defensa, ejercida por la abogada Gary García Fonseca. Solo se dirigió al tribunal en el turno de última palabra donde proclamó su inocencia. «Él dijo que era inocente», especificó su letrada a la salida de la vista oral. El juicio se celebró a puerta cerrada para preservar a las siete menores, víctimas de los presuntos tocamientos.
De hecho, las niñas de entre 8 y 13 años, declararon en una sala anexa a la Sección Tercera de la Audiencia Provincial donde se encontraba el acusado. Lo hicieron a través de videoconferencia y en presencia de un psicólogo. En ningún momento tuvieron contacto visual con su presunto agresor. La Fiscalía del Principado de Asturias destacó que la declaraciones de las menores «fueron contundentes» aunque para la defensa «mostraron alguna vaguedad».
Con todo, el Ministerio Público mantuvo la pena de 21 años de prisión para el acusado por siete delitos de abuso sexual a menores de 16 años, tres años por cada una de las niñas. También le pide diez años de libertad vigilada. Así como la prohibición de acercarse a las víctimas durante cinco años. Tampoco podrá hacerlo a la sidrería donde ocurrieron los hechos ni de cualquier ludoteca, guardería, parque infantil o establecimiento frecuentado por menores.
Los hechos sucedieron a principios de 2018. Según la Fiscalía, el acusado era un asiduo cliente del establecimiento hostelero. De hecho, trabajaba como camarero en un local cercano de donde presuntamente cometió los abusos. Con la excusa de acompañar a su hijo, que por aquel entonces contaba con tres años, bajaba a la zona infantil de la sidrería, que contaba con una piscina de bolas y un tobogán. Siempre según el relato del Ministerio Público, el procesado se aprovechaba de lo apartado que estaba el lugar y que allí acudían «varias niñas» para acercarse a ellas. Con la excusa de querer jugar al escondite, sometió a siete menores, de entre 8 y 13 años, a «diversos tocamientos».
La investigación policial, llevada a cabo por la Unidad de Familia y Mujer de la Policía Nacional, también dictaminó que el acusado trató de ganarse la confianza de las niñas ofreciéndoles «refrescos» e incluso monedas.
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