Agotadas en poco más de una hora las entradas para el concierto de la Filarmónica de Viena

El reto fue conseguido con nota. Fue la primera de la fila física y esperó con paciencia hasta que a las once de la mañana se abriese la taquilla. Lo hizo puntual, pero el proceso tardó. Fuero seis minutos -el datáfono se tuvo que reiniciar- y al final llegó la celebración. «Soy melómana de toda la vida y si lo eres, no te cuesta madrugar porque este concierto va a ser un lujo». Si ver a la Filarmónica de Viena era una meta-la entrada más barata es de 103 euros y la más cara de 112-, elegir asiento era un capricho. Quería estar entre la fila siete y la quince de la zona central por sus buenas vistas. La taquillera ya le anunció que la diez estaba ocupada -se había agotado de forma online- y acabó consiguiendo la nueve. «Estoy súper orgullosa de que vengan».

La segunda de la cola presencial fue Marta Sánchez, que llegó al Campoamor diez minutos después de García. En su petición iban dos entradas: una para ella y otra para su madre y lo consiguió. «Este es un regalo para ella porque se lo merece; será la primera vez que los vemos en directo de forma presencial porque cada año los seguimos a través de la televisión en el Concierto de Año Nuevo». Una tradición que también tiene Isabel Villa y de su memoria nunca se irá las emociones que vivía cada 1 de enero con su madre. «Iremos toda la familia al concierto y es una sorpresa», contaba mientras los nervios de Reyes Somoano, la cuarta de la fila, iban en aumento. «Traigo dos tarjetas para pagar por si acaso».

Ya fuera del Campoamor esperaban Manuel Crespo y Nanci Harón quienes son abonados de la Ópera desde hace 35 años y en más de una ocasión han intentado ir al Concierto de Año Nuevo. Ellos nunca lo consiguieron, pero la hija de ella sí. «Fue hace cuatro o cinco años y nos mandó fotos y vídeos». Algo que les dio envidia y, como por el momento, no viajarán a Viena en Navidad, la Filarmónica vendrá esta primavera a Oviedo. «Este recital es la oportunidad del siglo».