La okupación de viviendas no responde siempre a las mismas cuestiones de fondo ni de forma. No es que haya okupas distintos, sino que son diferentes las situaciones en las que una propiedad privada pueda terminar siendo okupada. En ocasiones, víctima de la presencia de ... moradores ilegales puede resultar un edificio rehabilitado dispuesto para su venta en pleno casco histórico de la ciudad y con vistas a la Catedral, como ocurre desde hace casi tres años en el número 2 de la calle Máximo y Fromestano; en otras, antiguas naves como las de la calle Almacenes Industriales, en Ciudad Naranco, o viejas viviendas abandonadas como las de El Rayo, en La Tenderina, se convierten en techo más o menos provisional de personas que viven en la indigencia y, por otro lado, de lugar de 'recreo' del vandalismo donde el destrozo por el destrozo y los robos de materiales campa a sus anchas. Ocurre en Ciudad Naranco, ocurre en La Tenderina y, precisamente esto último, ocurre desde hace años en las viviendas de San Roque, en Anieves, un barrio del que se han tenido que marchar la mayoría de vecinos porque la vida se ha vuelto insostenible allí.
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La voz de alarma la da, en declaraciones a este diario, la propietaria de uno de los pisos en la zona, María Elvira García. Se trata de los números 30 y 32, viviendas sociales que se han ido vaciando poco a poco a lo largo de los años a causa de los continuos actos vandálicos. Además, los pisos que se quedan vacíos son okupados con frecuencia y, aunque la propiedad tapia los accesos, «destrozan los ladrillos y vuelven a entrar». «De 30 viviendas no quedan ni cuatro familias viviendo allí». Vipasa, cuenta, «en lugar de solucionar el problema, ha ido derivando a la gente a otros lugares. En mi caso, mi piso lo tengo cedido a una familia de refugiados cubanos», la joven Suyen Álvarez, su marido y sus hijos, uno de ellos un bebé recién nacido.
El problema, continúa García, «es que llevamos así más de seis años y a los propietarios no nos dan ninguna alternativa, a esta zona la han dejado morir porque se han olvidado de ella». Un problema que se ha agravado en los últimos meses después de que personas aún por identificar accediesen al edificio para robar las tuberías del gas. «Llevan desde octubre sin calefacción ni agua caliente, hirviendo agua en cubos», narra. Por si fuera poco, hace unas semanas se repuso el material robado «y en el mismo día se lo volvieron a llevar». Así, sentencia, «los okupas y los vándalos han convertido esto en el Bronx de Oviedo y aquí ya no se puede vivir», por lo que ha recomendado a la familia a la que cede el piso que acudan a los Servicios Sociales para que los realojen, «aunque eso puede tardar hasta siete meses».
Tras haber puesto el caso en manos de la Guardia Civil, han acudido a un abogado para iniciar el trámite de cambio de vivienda, cansados de exigir durante años una solución que no llega por la «desidia» de las administraciones o «porque simplemente se han olvidado de nosotros». Y es que «no se puede vivir en un edificio que se va a declarar en ruinas», concluye la propietaria.
Ocurre algo similar en la calle Almacenes Industriales, en cuyas naves abandonadas se vienen sucediendo incendios a lo largo de estos meses y donde, por mucho que la Policía y los bomberos tapien los accesos, «siguen entrando; los echas por un lado y vuelven por otro», lamenta el presidente de la Asociación de Vecinos Ciudad Naranco Existe, Rubén Fernández.
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A su juicio, «la única solución que se puede tomar para arreglar de una vez por todas el asunto de Almacenes Industriales es que se derribe todo». Algo que no es fácil, ya que la mayoría de naves, de propiedad privada, pertenecen a complejas estructuras societarias -muchas de ellas extintas-, que se hicieron con los terrenos para llevar a cabo una expansión urbanística de la zona que nunca llegó tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. En una de esas naves abandonadas vivía hasta hace no mucho una familia con un menor.
Y no es únicamente la continua okupación de las naves lo que más preocupa a los vecinos, sino los cada vez más frecuentes episodios de violencia y vandalismo en el barrio ligados a personas que se refugian en Almacenes Industriales. Durante el pasado mes de septiembre, un joven -acompañado de otros cuatro más- fue detenido tras amenazar a los clientes de un bar de Ciudad Naranco y pasearse por la zona portando un cuchillo de grandes dimensiones. Según Fernández, «muchos de ellos vienen de centros de menores y terminan metidos en las naves, algunos duermen allí y otros sólo van a vandalizar, pero lo que está claro es que mucha gente ya no pasa por allí cerca porque tienen miedo». Mientras tanto, especifica, colaboran con el Ayuntamiento para mediar con los propietarios «para ver si así puede avanzar».
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En la calle Máximo y Fromestano, haciendo esquina con la calle Mon, el primer piso de un edificio okupado se incendió el 27 de diciembre. Al acceder los bomberos, comprobaron que allí viven varias familias. Algunas de ellas ya han vuelto tras el suceso. Sin entrar a valorar si se trata de okupas o no, «porque eso no nos incumbe», el presidente de Oviedo Redondo, Manuel Almeida, sostiene que ese edificio «supone un riesgo inminente tanto para los que están dentro como para los vecinos», por lo que exige al Consistorio que intervenga.
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