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GONZALO DÍAZ-RUBÍN
OVIEDO.
Domingo, 14 de octubre 2018, 02:45
La marea va en contra, la construcción repunta, los precios dan señales de empezar otra curva ascendente, pero el mar de fondo es el mismo: Asturias perderá 90.000 habitantes en los próximos 15 años. Es una previsión del INE. Si no creen en los ... futurólogos, quédense con que el año pasado se esfumaron 7.500 asturianos. ¿Con esas cifras deben crecer las ciudades? Oviedo apuesta en la dirección contraria. El nuevo plan general, cuyo documento de prioridades entregarán los redactores en un mes, apuesta por la ciudad consolidada. Apostaba, también, por un concepto poco escuchado en urbanismo: el decrecimiento; por borrar cuantos ámbitos urbanizables -suelos rurales a los que se permite transformarse en ciudad- fuese posible. El PP, en la revisión del PGOU vigente, de 2006, en pleno frenesí de la burbuja, dibujó un millón de metros cuadrados de suelos de este tipo en San Claudio, Colloto y La Malata con el objetivo de que los promotores hiciesen viviendas asequibles. De las 11.000 anunciadas, se han construido en estos doce años 160. Éxito.
Pero volver el tiempo atrás solo funciona si eres Marty McFly y tienes un DeLorean. «Algunos crecimientos de la zona oeste tendrán que permanecer», admite el concejal de Urbanismo, Ignacio Fernández del Páramo. Entre las prioridades que se marca su concejalía está «salvar» la ladera de Tresllames «y su bosque», donde el plan general vigente preveía un millar de viviendas. «Tiene una edificabilidad bajísima», destaca el edil, de 0,2 metros construidos por metro de suelo para estas 67 hectáreas. Por fortuna, los planteamientos para aumentar la edificabilidad a cambio de cargar a los promotores un tramo de la Ronda Norte, como defendía el PSOE, no pasaron de meras intenciones.
Del Páramo cree factible revertir Tresllames, pero asume que no podrá hacerlo lo mismo con La Lloral, donde la quiebra de Dursa dejó 56 viviendas contruidas en un único bloque de pisos de las 1.800 previstos en este residencial sostenible. «Es una situación distinta», explica. Con el agua al cuello, la promotora intentó completar las obras de urbanización de estas 28 hectáreas para poder revender los solares resultantes. No lo consiguió y los viales y aceras quedaron a medias y abandonados ya en 2013, pero también estrenaron nuevos propietarios, las entidades financieras, que no dejarán volar sus derechos. «Es una situación difícil», admite el concejal, «pero tendrán que ser los redactores del plan general los que resuelvan y propongan la mejor solución para cada caso». Entre ellos, la media docena de actuaciones urbanísticas en torno a San Claudio fracasadas estos años.
El edil, en cambio, apuesta por la supervivencia de Montecanales. La actuación impulsada en su día por Fadesa, antes de su absorción por Martinsa, prevé la construcción de cerca de 2.500 unifamiliares de varios tipos en la ladera que baja de Piedramuelle hacia Las Campas. El modelo de vivienda, disperso; el impacto en el consumo de suelo, 88 hectáreas; la lejanía del centro y los servicios, todo en Montecanales choca con el modelo de urbanismo que defiende el Ayuntamiento ahora. Pesan otras consideraciones. En estos suelos está prevista la construcción de un vial estructurante de primer nivel que funcione como salida de la zona oeste hacia las vías interurbanas a través del nudo de Piedramuelle. Lo que Somos Oviedo llama vía rápida La Pixarra y concibe como una alternativa, la única viable, a la Ronda Norte.
Fracasado el plan original de Fadesa, en 2012, los otros propietarios intentaron un nuevo proyecto con 1.623 viviendas colectivas y una mediana superficia comercial para la que sonó Decathlon como firma interesada. Meses más tarde parte de los promotores del intento también pasaron por los juzgados de lo Mercantil camino de la liquidación y la iniciativa se fue al garete.
Del Páramo es mucho menos preciso al hablar del futuro de las otras actuaciones previstas en San Claudio, cuyo futuro deja en manos de los redactores del nuevo plan general. Ahí cabe de todo: desde prados sin tocar en manos de la Sareb a urbanizaciones ejecutadas parcialmente, como La Cruz Santa, cuyos tres primeros bloques han quedado aislados en frente del colegio de San Claudio. En este último, será difícil dar marcha atrás. El Ayuntamiento aprobó un proyecto de urbanización de la actuación por fases, que los propietarios de los terrenos harían valer ante los tribunales si el Ayuntamiento osa a devolver los suelos al mundo rural.
«En Anieves, los propios propietarios nos han dicho que no quieren que se haga», contrapone el concejal, pero Anieves Residencial es una actuación menor (77 viviendas) que parece fácil borrar.
Alguien, hace unos años, comparó el mapa del PGOU vigente con «una rana atropellada», con las patas delanteras estirándose hacia La Corredoria y Colloto y las traseras alargándose hacia La Manjoya y San Claudio. Si parte de este último crecimiento se salvará en el nuevo plan, también lo harán parte de los planes que se extienden entre Llamaoscura y la fracasada urbanización del plan especial Manjoya-Santiago y Oviedo. De nuevo se trata de remendar el error, de unir la urbanización aislada tras la quiebra de Urazca con la ciudad. Por definir quedan el futuro de actuaciones que suman más de 3.000 viviendas entre Roces, Ciudad Jardín o La Malata Norte, por ejemplo.
Del Páramo se muestra muy crítico con el modelo de crecimiento que plantea el ordenamiento vigente. Lo hace por razones ambientales, económicas y sociales. El consumo masivo de suelo, la consagración de la dependencia de una movilidad en vehículo privado y la segregación espacial dificulta la movilidad social. Le gustaría viajar en el tiempo, pero no puede.
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