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covadonga del nero
Lunes, 13 de marzo 2023, 01:25
Sus inicios se remontan al 14 de noviembre de 1885, cuando se trató de abrir una travesía entre Estanco de Atrás -actual calle Caveda- y la calle Covadonga. Entonces, las expropiaciones necesarias no llegaban a las cinco mil pesetas. Fue menos de un mes después, ... el 5 de diciembre de ese mismo año, cuando se acordó por unanimidad poner el nombre del alcalde más popular que tuvo Oviedo, José González Longoria Carbajal. Concretamente, sus dos últimos apellidos, Longoria Carbajal. Tras nuevas e importantes demoliciones y obras, se consiguió alinear la calle de Posada Herrera con a de La Lila, convirtiendo a Longoria Carbajal en una plaza, dejando atrás aquellos años de ser una callejuela. Además, con los años se peatonalizó la zona, colocando una fuente en el centro de la plaza, actualmente meramente decorativa.
Boutique Bernardo es uno de esos negocios que llevan en la misma calle, en este caso plaza, desde el principio y que ha visto cambiar su alrededor. Concretamente, desde 1984 en la plaza Longoria Carbajal, cuando Bernardo Gutiérrez, ya jubilado, decidió emprender y abrir su negocio en esta zona, cuando aún «había coches aparcados en doble y triple fila, no existía nada parecido a una plaza como la de ahora». Ahora, su hijo Pelayo es el propietario de esta boutique. «Me he criado en esta zona y la peatonalización fue un acierto total, añadió seguridad al peatón» y «unió la ciudad con la calle Caveda, que antes parecía el fin del mundo». Pero no todo es positivo, si bien cuenta con «las ventajas de ser centro, un aparcamiento bajo tierra que permite estacionar a quien viene», todavía tiene varias cosas que mejorar, al menos para Gutiérrez. La principal es «la necesidad de mantenimiento, está muy descuidada». Pero también considera que cuando se va la luz natural, la noche lo abarca todo. «No hay buena iluminación, tienen que intensificar los puntos de luz», lamenta Gutiérrez, de una plaza que, si algo tiene, es «la cercanía con el centro comercial de Salesas y Uría».
Sara Arroyo y Miguel Fierro son de esos jóvenes que, lejos de conformarse con cualquier cosa, decidieron aprovechar el traspaso de un negocio para ser sus propios jefes. De esto hace algo más de un año, cuando, en noviembre de 2021, aprovecharon la oportunidad que les brindaba la jubilación de los antiguos dueños. En su caso, asegura Arroyo, «no tuvimos que buscar un local porque ya estaba escogido», pero, a día de hoy, ve «muchas» ventajas en la zona, respecto a otras de la ciudad. «Es una plaza por donde la gente para y se fija en los negocios, no solo es de paso como otros lugares», considera Sara Arroyo. Además, la peatonalización de la zona «es muy positiva para los comercios que hay aquí», sobre todo porque la mayoría son comercio local, ovetense. «Se nota que esta es una de las plazas más comerciales, la gente aprovecha para visitar las tiendas de la que va desde la calle Uría hasta el centro comercial de Salesas». Además, el centro de salud de La Lila también «mueve muchísima gente», incluso potenciales clientes. «Son muchos los niños pequeños que vienen con sus padres al salir del médico, al igual que personas mayores», ejemplifica. Una zona «llena de actividad comercial».
Fue, primero, Viena, y Praga, después. En este caso es referido a la historia comercial ovetense. Concretamente, la llevada a cabo por Bernardo Gutiérrez. Comenzó en la calle Cervantes, en 1999, hace 34 años, porque allí vio «que no había ninguna tienda de ropa por la zona» y fue «explorar la ubicación y ver que había muchas oportunidades». Y, tras el éxito de su primera 'capital', decidió abrir la segunda, en 2011, en la plaza Longoria Carbajal. «Si en Viena hablamos de una zona comercial, céntrica; en Praga contamos con otra tienda al lado destinada al sector masculino, lo que nos ofrece una mayor oportunidad», asegura Gutiérrez. En la plaza, que tanto ha cambiado con el paso de los años, «la clientela es más local, mucha gente de Oviedo, es diferente a la zona céntrica, de arriba». Así, asegura «te circunscribes a esa clientela local», mientras, en la zona de Cervantes, «hay más movimiento de las consejerías y los juzgados», o la presencia de hoteles, lo que complementa ambas tiendas de ropa. En el caso de Longoria Carbajal, cuenta con el centro comercial y el parking, pero para Gutiérrez no es suficiente para mover a tanta gente como la zona más alta, aunque a diario pasan cientos de personas.
Hubo un tiempo en el que, según recuerda Nieves Ania, la plaza de Longoria Carbajal era «la separación de dos ciudades, la zona de General Elorza y El Milán, por un lado, y el centro, con Uría y El Antiguo, por otro». Algo que cambió con la remodelación de la plaza, su peatonalización y la fuente de agua -que posteriormente dejó de echar para dar paso a las plantas-, que «unió ambas zonas de la ciudad» de manera peatonal. Todo esto lo sabe Ania porque, aunque como emprendedora está empezando ahora, desde el 29 de diciembre, lleva ya 33 años en la floristería como empleada. En su día, «escogimos la zona por ser céntrica y de muchísimo paso, además de que el local ofrecía todas las necesidades que teníamos, como una cámara y un escaparate amplio para mostrar las flores». Ahora, más de tres décadas después, parece que fue todo un acierto, en una parte de Oviedo que «ha cambiado muchísimo con los años», muchos de los edificios «llegaron con la peatonalización de la plaza, eran solares vacíos». Para ella, el centro de salud y Salesas son polos de atracción de clientes. «Eso sí, creo que deberían ampliar el horario de acceso de carga y descarga, que solo permiten hasta las once».
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