«Esta calle murió cuando se fue el HUCA»

La calle Fuertes Acevedo de Oviedo, cuyo nombre fue aprobado en sesión municipal el 12 de marzo de 1904, tiene una historia marcada por la evolución urbana y comercial de una zona que ha sido testigo de numerosos cambios como el traslado del HUCA, hace más de una década. Algo que ha provocado que los comercios vieran apagada su luz y motor y con lo que siguen viendo once años después las repercusiones de un solar vacío que deja huérfanos a quienes hace años servían el café a los visitantes, dispensaban revistas que llevar a los pacientes e incluso llenaban las despensas de quienes alquilaban un piso para las largas estancias de familiares que querían acompañar más de cerca a sus seres queridos. Hoy, la calle es casi una recta de locales con el cartel de «se alquila» y una nostalgia de quienes siguen al pie del cañón pese a no ver futuro a una de las arterias generales de Oviedo.

Juan José Piñero, dueño de un negocio de comida preparada en el número 3, describe la situación como complicada: «Aguantaremos, pero expectativas de futuro no tengo», dice. «Mantengo el precio del menú a 10 euros desde hace tres años que estoy aquí, pero ahora pasa mucha menos gente por la acera», asegura con tristeza mientras señala el menú de hoy: «Hay para elegir: cachopo, ensaladilla rusa y rollo de bonito más postre el que quiera. Todavía queda algo», dice. Piñero mira al pasado de quien anteriormente innovó con máquinas expendedoras de cachopos y lamenta la falta de dinamismo en Oviedo: «Ya nada triunfa». «Tuve esas máquinas y al mes tuve que quitarla cuando en Madrid hubiera triunfado poniendo algo así», comenta.

Unos metros más arriba y en el mismo lado de la acera se encuentra la autoescuela Oviedo, que lleva más de 35 años funcionando e impartiendo clase a alumnos de toda Asturias. Pero Patricia Collar, quien la gestiona junto a su familia, percibe, como muchos colegas de la misma calle, la caída en la actividad. «Antes la gente pasaba y entraba. Ahora, la mayoría llama por teléfono. Necesitamos algo que revitalice la zona. Incluso que el Real Oviedo suba a Primera ayudaría, porque el fútbol atrae más movimiento», sentencia, al tiempo que añade que siguen teniendo alumnos, pero es una tristeza mirar fuera: «Miras para afuera y no ves nada, da pena», recalca.

El declive no es exclusivo de estos negocios. Elisabet Montoro, encargada de una frutería en el número 94, explica que lleva apenas un mes en el establecimiento, pero las ventas no despegan: «La gente dice que esto era un hervidero de compradores, pero esta calle murió cuando se fue el HUCA».

Trabajadores, pacientes y visitantes del Hospital dinamizaban los comercios locales. Sin embargo, tras el cierre, muchos comerciantes coinciden en que la calle perdió gran parte de su vitalidad. «Aquí no duraremos mucho más, y eso que llevamos con esta frutería 15 años en la misma calle», explica. «Tenemos otras en muchas zonas de Oviedo que dan más, pero esta calle ya no es lo que era».

Patricia Magadán, del estanco situado en el número 71, asegura que han sobrevivido gracias a la cercanía de la Universidad y a los jóvenes. «Llevo aquí 19 años y necesitamos algo que atraiga más público joven. Las residencias de ancianos no generan movimiento comercial», afirma. «Nosotros antes vendíamos muchas revistas para los pacientes; ahora está todo muerto», asegura.

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