Mi negocio en la calle Nueve de Mayo

La calle Nueve de Mayo. En la actualidad es una prolongación de la calle Caveda, cuyo origen está en la confluencia de esta última con San Bernabé; considerándose la misma vía por tener un ángulo en el pasado mucho más abierto, pareciendo una sola calle. ... Esta era una simple prolongación que no tardaba en convertirse en dos caminos rurales: el principal, hasta Río de San Pedro, y el otro que descendía hasta General Elorza, donde más tarde se formó el patio de las Salesas. Fue el 28 de mayo de 1887 cuando el Ayuntamiento aprobó que «la calle que va desde San Bernabé al Río San Pedro se llame calle del Nueve de mayo, en memoria del levantamiento de esta ciudad y provincia contra Napoleón en 1808». Una calle ahora peatonal en la que además de mucho comercio local, también cuenta con el centro comercial de Salesas, una de las zonas de más paso de la ciudad.

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«Buscamos seguir con el negocio en una zona con mucho paso»

Javier Rodríguez dio rienda suelta a su espíritu emprendedor en 2007. Ese año decidió abrir una tienda de informática, de servicios y productos para el consumidor. Ese primer negocio lo puso a funcionar en la calle Fernando Alonso, donde «fuimos ganando fama y consiguiendo una clientela fiel». Y como todo negocio que va bien, «vimos la posibilidad de crecer». Y buscaron posibles ubicaciones para el segundo 'hijo' de Rodríguez. Este nació en la calle Nueve de Mayo, frente al centro comercial de Salesas. «Buscábamos seguir en una zona con mucho paso, donde pudiéramos darnos a conocer a nueva clientela y gente que no nos conociera». Algo que «desde luego, hemos conseguido», asegura Verónica García, quien trabaja en esta sucursal. La teoría de Rodríguez, que García corrobora, es que «cuando buscas abrir un negocio y que funcione, buscar establecerte en las zonas por donde más gente pueda pasar, conocerte y decidir apostar por ti». «Estamos en pleno centro, la gente nos ve aunque estén pasando hacia el centro comercial o de camino al trabajo». Al final, uno siempre busca conocer un lugar donde arreglar sus aparatos electrónicos cuando estos fallan.

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«Llegamos aquí porque era una calle con mucho paso y movimiento»

Lucía González García tenía su vida en Bruselas, donde conoció la delicia del chocolate belga y su versión más vendida, los bombones. Por ello, cuando hace treinta y seis años decidió volver a Oviedo, consideró que «los ovetenses tenían que conocer el chocolate belga». Se puso manos a la obra y buscó un local acorde a sus necesidades. Encontró un pequeño bajo en la calle Nueve de Mayo y desde más de tres décadas «no nos hemos movido». Huevos de Pascua, bombones para la Navidad, San Valentín y todas las fechas en las que el chocolate nunca sobra, Leónidas ha estado ahí, vendiendo su dulce especialidad. «Cuando llegamos aquí era un buen sitio, una calle con movimiento, mucho paso y decidimos que era el lugar perfecto para nuestro negocio», asegura Lucía González García. Ahora, con una larga experiencia a sus espaldas lo tiene claro: «Las oficinas de alrededor y los comercios y cafeterías son un plus para esta calle», por la que el peatón pasa de manera permanente. «Estar en una zona de paso siempre es bueno para un negocio: los que no nos conocen ven a diario nuestro escaparate y se paran a observarlo». Es, quizá, uno de los secretos para estar cerca de cumplir cuarenta años.

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«Queríamos venir a Oviedo y buscamos una zona buena»

Carpe Diem nació como un negocio entre dos socios, Tino Ardura y David Álvarez, que quisieron invertir en el comercio local de su municipio, Mieres. Entonces abrieron en la cuenca minera su tienda de ropa, pero «observamos que la edad media del municipio era muy alta para nuestro estilo de ropa». Así, en el mes de julio, decidieron salir de las fronteras del concejo mierense y escapar a la capital asturiana. «Buscábamos llegar a esa gente que alcanzábamos por redes y por la web, y además a nueva clientela», explica Ardura. Buscaron hasta encontrar un local en la calle Nueve de Mayo y así conseguir «un mayor volumen de clientes». Con la media de edad más baja, Ardura y Álvarez encontraron en la ciudad el lugar «idóneo» para desarrollar su negocio. Además, aunque «nos hubiera gustado poder estar en la calle Doctor Casal», los precios desorbitados del alquiler se lo impedía. Al final están «contentos» con la calle en la que han terminado porque «tiene muchísimo paso de vecinos y gente que viene a trabajar, además del paso al centro comercial y al centro de la ciudad». Como vía paralela a Uría y perpendicular a Doctor Casal o Fray Ceferino, es una de las calles «con más afluencia» de Oviedo.

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«Trabajaba en frente y con el cierre decidí coger el negocio»

María Do Santos trabajaba por cuenta ajena, en un empleo desde el que la ventana veía el kiosco 9 de mayo, donde a diario «decenas de personas compraban el periódico y las revistas». Así, cuando durante el pasado año se enteró de que los antiguos dueños iban a cerrar el comercio, «decidí que era el momento de lanzarme y lo cogí yo». De esto hace ya siete meses. El pasado 4 de julio firmó su independencia. Desde entonces, todas aquellas ventajas que le veía a la calle -«es una zona con mucho movimiento, peatonal y de paso para la estación de tren y bus, así como para el centro comercial de Salesas»- son las mismas que sigue viendo a día de hoy. «Me llamaba la atención el negocio y creía que podía darle continuidad». Y así fue. Ahora considera que está en una zona «privilegiada» de Oviedo y que «aunque no conozco cómo es la dinámica del resto de kioscos de la ciudad, este va muy bien». ¿El motivo? «La Ruta de los Vinos, además de todo lo anterior mencionado, nos da aún más vida a los negocios próximos». Porque, aunque ya lo sabía, lo ha corroborado en estos siete meses: la hostelería y el comercio van de la mano. Y así, mientras las calles colindantes y próximas sigan moviendo gente, será mejor para Do Santos.