La Navidad apaga sus luces y se deshiela

Oviedo amaneció ayer con más tráfico de lo habitual, con los despertadores sonando a primera hora para la vuelta al colegio, juguetes en las mochilas -a los más pequeños les permitían ayer llevar uno a clase para disfrutarlo con sus compañeros- y con las cestas de la compra cargadas de más verduras y frutas que en las últimas semanas -por aquello de rebajar los excesos de dulce-. En la madrugada del lunes se apagó lo que quedaba de Navidad. Literalmente, porque tras más de un mes de iluminación, las exitosas luces de colores instaladas por la empresa Germán Vizcaíno que llenaron las calles del municipio y atrajeron a miles de visitantes se despidieron hasta diciembre de 2023.

Y como todo lo que se monta, toca recoger. Decenas de operarios se encargaron ayer de iniciar el desmontaje, que en el caso de las cinco millones de puntos de luz en más de trescientas calles se alargará hasta finales de este mes, según explicaron fuentes municipales. Algunas instalaciones darán más horas de trabajo, como el caso del gran árbol de Navidad de la plaza de la Escandalera, los ángeles de la calle Uría o el pasaje de la calle Pelayo, algunos de los puntos que más fotografías acapararon.

En el Campo San Francisco también había ayer faena para que el paseo del Bombé recupere su aspecto habitual. Un empleado se afanaba en echar agua sobre la pista de hielo de la que disfrutaron los últimos patinadores la tarde del domingo, mientras otros compañeros se encargaba de retirar las piezas del gran tobogán y colocarlas en los camiones. Este paseo deberán quedar libre, como muy tarde, el 20 de enero. Y en eso estaban también otros operarios en la plaza de la Catedral, con las casetas de artesanos cerradas desde el sábado. Ya pasó la Navidad.

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