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GONZALO DÍAZ-RUBÍN
OVIEDO.
Domingo, 20 de junio 2021, 01:55
El 10 de mayo del 2007, la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio e Infraestructuras dio el visto bueno al Parque Periurbano del Naranco. Por resolución firmada por su consejero, Francisco González Buendía, el Principado ponía bajo su tutela la ordenación y protección de ... 5.525 hectáreas de la sierra del Naranco y el tramo bajo del río Nora. La mayoría, un 77%, suelo de Oviedo, pero también trocitos de Llanera, Siero y Las Regueras. Siete años después, el Tribunal Supremo declaró, a instancias de un recurso contencioso de la empresa Imasa, nulo de pleno derecho el plan, que nunca existió. Incluía un paquete de inversiones en recuperación ambiental y para fomentar su uso como espacio de ocio con unas setenta actuaciones por importe de 37 millones de euros, para las que se daban un plazo de doce años.
No dio tiempo a casi nada, se ejecutaron un tercio de las previstas: unos 4 millones en adecuar sendas y 3,6, en la compra de la finca El Pevidal, junto a la cima. En aquel fracaso está, sin embargo, el origen del aumento de usuarios y visitantes que registra el monte. Luis Carrillo, habitual ciclista, dice que «nunca ha estado como ahora. Antes éramos cuatro gatos y cuatro las rutas accesibles o medio transitables, ahora hay gente a todas horas y todos los días: en bici, en BTT, en grupos, con perros, con guajes». Al confinamiento perimetral de Oviedo, durante la pandemia, atribuye este vecino parte del nuevo éxito del monte entre los ovetenses, «pero también de fuera, hay gente que sube desde Lugones y de Llanera, todos los días».
Esa puede ser parte de la clave. No la pandemia, que también. El Naranco ahora es accesible para senderistas y ciclistas de casi todo el centro de la región. A la par, se han multiplicado otros fallos judiciales. A partir de 2011, una serie de sentencias pusieron coto a los abusos de los ayuntamientos con los planes de empleo, al uso de estos programas para cubrir plazas estructurales. A Oviedo le cayó la suya en 2016, pero mientras otros municipios entraban en pánico. El gobierno local de PSOE, Somos e IU buscaron una salida. Las concejalías de Personal y Promoción lograron, no sin muchas resistencias, sacar adelante las plazas para proyectos concretos y de duración limitada.
El crecimiento del número de asiduos al Naranco está trayendo también los primeros conflictos entre ellos. «Los que hacen descenso son un peligro», destaca Martín. La proliferación y el abaratamiento de las bicicletas con 'ayudas' eléctricas han aumentado la popularidad del descenso en BTT por las sendas del monte. «A veces se meten por caminos muy estrechos y van en grupos», indica esta vecina, que cree que el Ayuntamiento debería señalizar algunas rutas para uso exclusivo de senderistas y otras para los ciclistas que minimice el problema y los posibles accidentes.
Pero los conflictos no acaban ahí. «Los perros no se pueden llevar sueltos . La mayoría de la gente no lo cumple y los hay de todos los tamaños», añade. Pasear con la mascota por el monte que protege a Oviedo del viento del Norte es una opción atractiva, pero para los ciclistas los animales sueltos suponen un riesgo y hay senderistas disconformes con su presencia por el monte.
El Naranco salió ganando. En lugar de formar y contratar parados para desbrozar caminos en general, se les podía encomendar unos caminos en concreto. En 2017, se firmaron 120 contratos a desempleados para abrir 420 kilómetros de sendas peatonales y ciclables a lo largo de toda la cadena montañosa. En buena parte reabrir porque el Principado se desentendió del mantenimiento de las sendas habilitadas a través del parque periurbano. Además, se incluyeron actuaciones para eliminar especies invasoras, mejorar la señalización o crear zonas de descanso.
Retrasos y complicaciones en el alquiler de equipos y furgones impidieron cumplir todo lo previsto, «pero el camino de Lillo hasta la cima quedó fantástico y se abrió la ruta hasta El Asturcón», recuerda Ana Martín. Un paseo de casi 11 kilómetros que esta ovetense 'redescubrió' durante el cierre perimetral de Oviedo con una amiga.
Si el Principado falló con el parque periurbano y luego abandonó la idea, tampoco los planes municipales para el monte han tenido éxito. Somos trató de impulsar los dos planes especiales del Naranco para crear un gran parque al pie de los monumentos y una variante que evitase el tráfico junto a ellos. Dos licitaciones para la redacción del proyecto quedaron desiertas. El cambio de gobierno local paralizó ese camino. Tampoco tuvo éxito el entonces alcalde, Wenceslao López, que negociaba la cesión de la finca El Pevidal con el Principado y soñaba miel y quesos con 'denominación de origen', producidos en el monte.
Los usuarios y las asociaciones que defienden el Naranco solo tienen un temor: la Ronda Norte. «Un túnel que salga bajo la pista finlandesa sería un atentado por mucho atasco que haya en La Florida o Samuel Sánchez», señala Martín.
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