«Mi padre murió en la montaña haciendo lo que más quería»

«Mi padre era de todo, la persona más alegre y extrovertida que puedas encontrar, y un experto montañero. Era, ante todo, un amante de la montaña», declaró su hijo, Alberto Fernández, poco antes de la ceremonia. «Era un gran conocedor del monte, una persona muy ágil y feliz. La gente que va pasando por aquí me lo dice, que era una alegría», añadió la ahora viuda, Conchita Vázquez, quien destacó que en septiembre habrían hecho 50 años de casados.

Su buen humor, seña de identidad, le granjeó unas cuantas anécdotas con muchos de los presentes. «Se sentaba a tomar un café con unos y con otros, una persona abierta a todo el mundo y muy 'picajoso'», recordó con cariño Olaya López, amiga de la familia. Así lo describió también Rafael González, íntimo del fallecido y a quien conocía desde hace «media vida». «¿Qué puedo decir? Juntos durante 55 años y estos últimos diez saliendo todas las semanas al monte», indicó. Su alegría, desparpajo y lealtad es lo que más valoraba. Él mismo era uno de sus acompañantes durante la fatídica ruta. «Como persona era inmejorable y como compañero en el monte, el mejor; nunca me abandonaba, siempre estaba pendiente de los demás antes que de él».

El accidente, recordó afectado, ocurrió al poco tiempo de empezar a llover en la que iba a ser una caminata más por el monte para estos expertos. Al intentar regresar, decidieron «atajar» en la vuelta y se dividieron. Fue precisamente 'Toño', que iba por delante, el que advirtió a sus amigos del peligro del camino. Decidió descender por el tramo más difícil y su compañeros, por el otro, más seguro. Horas más tarde, al ver que no regresaba, dieron aviso a las autoridades. La Guardia Civil localizó el cuerpo al poco tiempo. Se precipitó desde 70 metros. Falleció en el acto.

«Él habría querido irse en la montaña, estoy seguro de que murió haciendo lo que más quería», concluyó su hijo.