Rafael Francés
Oviedo
Domingo, 11 de junio 2023, 01:40
Mira y sonríe, parece un automatismo a primera vista y cuando se conoce a la persona se reafirma uno en la idea de que es un automatismo, pero no es una pose. Jesús Heriberto Fernández García, 'Caco' (Coalla, Grado, 1971), mira a los ojos y ... sonríe como forma de enfrentarse a la vida. Es un tipo grande en los dos sentidos, uno por buena gente, aunque por la maldición del profesor no todos los alumnos pensarán lo mismo; y otro porque, como se dice en Asturias, es un pedazo paisano. Un tipo alto y fornido, prototipo de jugador de balonmano donde llegó a jugar en División de Honor con el CB Naranco hasta que se retiró prematuramente a los 26 años, tras muchas horas de viajes, de madrugones y de compaginar deporte, estudios y profesión.
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'Caco' es director del Colegio Loyola desde 2014 «y ahora he firmado por otro cuatrienio». Tiene la suerte de ser director del colegio donde estudió aunque «igual a algún cura escolapio le dio un ataque cuando se enteró».
Mira a la vida de frente, sobre todo desde que hace unos años le diagnosticaron un linfoma y la cosa se puso complicada. Salió adelante con radioterapia y «eso me cambió la vida porque relativizas muchas cosas. Sobre todo te quita mucha incertidumbre, me preocupa menos la muerte». Aunque la muerte para él no es ajena: «Veo cadáveres desde que tenía cuatro años pues tenía un tío cura que nos dijo a mi hermano y a mí que era necesario para nuestra educación ver la vida y la muerte».
Pero más allá de la enfermedad y la muerte, 'Caco' fue un niño de pueblo que nació en Oviedo pero le inscribieron en Grado y que vivió toda su infancia y juventud en Ciudad Naranco, a un paso del Loyola, «cuando todo esto estaba lleno de prados y el barrio era un pueblo dentro de la ciudad».
Hijo Luis Eliberto, ganadero, y Rosalía que cuidaba de tres hijos que vivían en la calle Albéniz y pasaban los días entre los prados y el Loyola. «Era inquieto, trasto y aunque no tenía una gran pandilla de amigos, tenía a mis hermanos y los veranos, a los campamentos». ¿Su mayor obra? Pedro (24 años) y Jaime (20 años), sus hijos.
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Estudió Magisterio, especialidad Educación Física, y es licenciado en Ciencias Religiosas por la Universidad Pontificia de Salamanca, que sacó tras dejar el balonmano.
El temperamento inquieto de niño no lo ha perdido, ni mucho menos. «No paro en casa y como soy muy sociable, todo el mundo me dice que me lío porque quiero, y tienen razón». Todo esto lo comenta sonriendo, con cara de buena gente.
Reconoce que aunque lee mucho, la lectura se circunscribe solamente a leyes educativos y asuntos relacionados. «Soy un lector de cosas de profesión», y pese a que dice que no ve la tele «tengo tres en casa y siempre tengo que tener una encendida y no puedo dormir con la televisión apagada. Y eso que no la veo». Y vuelve a reír con cierta picaresca en la mirada.
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'Caco' vive el mundo de los niños, rodeado de chavales y razonablemente feliz. Le ha visto la cara a la muerte y le ve la cara a la vida todos los días, rodeado de jóvenes. Que más puede pedir.
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