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alberto arce
Jueves, 15 de noviembre 2018, 15:42
Comenzó rodando por el suelo, bromeando, cambiando de lugar el mobiliario del escenario y admitiendo que «yo soy nuevo en esto». Así fue, entre risas, vítores y gritos de «ídolo» y «canta», cómo comenzó el discurso de Ramón Melendi de esta mañana en el Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo. Su visita no estaba confirmada, y fue, a modo de sorpresa final, el broche de oro al congreso Lo que de Verdad Importa, que reunió en la palestra a Pedro Aguado, Lary León y Fon de Luján para hablar de las experiencias más traumáticas de su vida y cómo superarlas.
«Todo lo malo que nos ocurre sucede porque nos boicoteamos a nosotros mismos», expuso el afamado cantante. «Tenemos miedo constantemente, y, a veces, lo escondemos debajo de etiquetas como la vergüenza», declaró. Explicó que tras su viaje a Madrid cuando tan solo tenía veinte años, la vida comenzó a cambiarle; tanto así que «con 22 ya había vendido un millón de copias de un disco ('Sin noticias de Holanda')» sin apenas conocimientos musicales. «Me cambió la vida, pero me di cuenta que la imagen de éxito que vende la sociedad es mentira», relató.
Con el éxito y el dinero vinieron los excesos y las drogas, «las prisas», afirmó. «Tanto fue así que no me di cuenta de todo lo que me estaba pasando hasta que ocurrió el incidente del avión; llegaba cada noche a casa en unas condiciones lamentables y no me reconocía cuando me miraba en el espejo», admitió. Después de eso, según el artista, todo comenzó ser «diferente».
Tras cuatro meses interno en un centro de rehabilitación para drogodependientes en Colombia, relató cómo volvió a recaer y cómo no fue hasta que conoció el Reiki (una terapia budista) y a su mentora, Joaquina Fernández (ya fallecida) su vida comenzó a cambiar realmente. «Me di cuenta de que es imposible cambiar la realidad si antes no puedes cambiar la imagen que tienes de ti mismo», confirmó, y añadió, además, que «las personas sanas de verdad son las que pueden comunicar y saben cómo hacerlo».
Al final, respondió a preguntas de los jóvenes asistentes, y , mientras entonó los primeros versos de 'Caminando por la vida', explicó que para no recaer en los excesos hay que ser prudente y tener «cuidado» con la impredecibilidad de la vida.
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