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RAFAEL FRANCÉS
Domingo, 25 de diciembre 2022, 09:57
Mi padre me enseñó que no podemos dejar de estudiar y trabajar». Habla María Escanciano García-Miranda sobre su padre Luis. Y a fe que ha seguido su consejo al pie de la letra. Estudió Derecho en Oviedo, opositó a juez durante siete años y ... tras la desilusión de no aprobar el examen se sintió seducida por el Derecho Penal, seguramente la más vocacional de las especialidades jurídicas, y también la más espartana. «Sí, sé que nunca me haré rica pero no me importa».
Esta abogada recuerda una niñez «maravillosa» primero en León, luego en Avilés (su padre era ingeniero en Ensidesa) y a partir de los 12 años en Oviedo. Una niña de la calle Toreno que estudió en La Milagrosa y luego en el Auseva. Responsable y trabajadora, jugaba mucho con muñecas porque «eran los tiempos en que empezaba la Barbie y ya había tenido la Nancy, la Lesly y Barriguitas». Una infancia feliz llena de candor e ingenuidad: «De hecho mi hermana y yo dejamos de creer tarde en los Reyes Magos y caímos en la cuenta cuando nos dejaron una nota de vale por un paraguas con la letra de mi madre, que era bonita y muy característica», asegura y sonríe con cierta timidez que se vislumbra en una mirada de persona decidida y directa.
«Era buena estudiante aunque me gustaba salir. Cuando iba al colegio, por la Zumería o Chaquetón y ya durante la carrera el Plaza, Plaká, Ñeru, Bitácora y Carmen 7, para acabar en Diario Roma». Aunque se le hicieron largas las noches si las acababa en el Diario Roma, sacó la carrera sin problema y opositó a Judicatura. Allí estuvo siete años de muchas horas de mesa, estudio y los preparadores Jesús Bernal y Pepe Lorca. Horas que se terminaron tras convencerse de que no las sacaría. «Creo que salí bien de la oposición aunque empiezas a trabajar con un miedo e inseguridad bestiales, además de la prisa por equipararte con los demás».
Comenzó en el despacho de Ramón Fernández-Mijares. Conoció a Ana Boto y se fue con ella hasta 2017, año en que se independizó. «Fueron los años del enamoramiento con el Penal, de hecho ahora soy profesora asociada de Derecho Penal en la Universidad», asegura, y añade que «mi madre (María del Carmen) siempre me dice que me aleje del barro y yo es que me rebozo».
Las pasiones de María Escanciano empiezan con el Derecho pero continúan con caminar, es una gran andarina que ya ha hecho tres veces el Camino de Santiago «el primitivo, el francés y el sanabrés». También le gusta esquiar, leer, la música y «me encanta el piano que estudié de joven y acabé todo el solfeo y tres cursos de piano aunque lo fui dejando y ahora me arrepiento mucho».
Pero la cosa no se queda ahí. Es sidrera, habitual del Ovetense, «lo llamamos la oficina», se reconoce seguidora de Masterchef porque «me gusta mucho cocinar» y según sus propias palabras hace un pitu de caleya para chuparse los dedos.
María Escanciano es viajera y además de haber recorrido medio mundo reconoce que el viaje que ha emprendido en su vida «me encanta». Abogada, soltera, amiga, tímida, decidida y sonriente.
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