Marear la perdiz no está en su manual

Hiperactiva no es la palabra que la define porque el término se queda corto. Es como si hubiera inventado la palabra. Psicóloga, empresaria con treinta y dos psicólogos a su cargo, monitora titulada de aerobic, spinning, step, cardiobox y bailes de salón, madre, colaboradora en voluntariado y sorprendentemente «muy tímida, extremadamente aunque lo he ido superando. De hecho fui la última de mis amigas que le dio un beso a un chico cuando éramos jóvenes».

Raquel Baeza Martín (Valladolid, 1975) vivió muy poco tiempo en la capital de Castilla y León porque su padre, José Miguel, un afamado cardiólogo casado con Raquel, su madre, se vino a trabajar a Oviedo cuando ella era muy pequeña. Lo llamativo es que ella es una pucelana que se vino a Oviedo mientras que sus hermanos, Elena y Javier, son dos ovetenses que se fueron a Valladolid.

Si algo marcó su niñez y juventud fue su timidez, «quizá por eso elegí Psicología». Nadie podría llamarla tímida a día de hoy aunque seguramente la procesión vaya por dentro y además dicen que los valientes no son los que no tienen miedo si no aquellos que lo saben vencer. Aunque ese miedo y esa timidez existieron, hasta el punto de que ese miedo la hizo objetivo de 'bullying' en el colegio. Quizá por eso eligió estudiar Psicología. Consiguió cambiar y ese cambio le llevó a tomar la decisión de «ayudar a la gente» a pasar el mal trago de no atreverse a nada.

Así que se hizo psicóloga, estudió varios másteres y comenzó su andadura profesional en el equipo de investigación de Francisco Martín del Buey, que «me hizo apostar mucho por la investigación». Presentó su tesis doctoral 'Personalidad eficaz en pacientes ansiosos depresivos' y se lanzó a conquistar el mundo profesional. En la actualidad tiene abiertos cuatro gabinetes psicológicos en Oviedo, Gijón, Avilés y Santander; en Sevilla abriré el año que viene, y luego vendrán Málaga, Valladolid y Madrid». A su cargo treinta y dos psicólogos que componen «un equipo muy unido». Precisamente el centro sevillano llegará «después de doce años yendo a la Feria de Abril, soy buena bailaora de sevillanas» y da lustre a los trajes de gitana cuando los luce. También tiene tiempo para trabajar en su labor social a través de Equilibra Voluntariado Social y con la Asociación Nacional de Amputados (Andade).

Cuando no trabaja intenta pasar el mayor tiempo posible con sus hijos, Marco y Lara, «con sofá, peli y palomitas». Siempre que llega a casa intenta no preguntar cosas normales y sentarse con ellos para «recordar dos cosas buenas que han pasado en el día, visualizar sin límites las cosas que quieren hacer al día siguiente, un abrazo, un beso y decir verdades sobre qué tal han ido las cosas en el día».

De todas formas, Raquel Baeza es hiperactiva y, por lo tanto, seguramente en su casa lo de la peli y las palomitas será más o menos un uno por ciento de su tiempo libre. Seguro que mucho deporte y un sin fin de planes con los que arrastrar a sus hijos a su mundo de no parar. Se come la vida y hace de ella un forma de ayudar. Todo ello bailando.

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