El maratoniano al que no le gustaba correr

En su caso fue un proceso gradual. «Cuando te diagnostican la enfermedad te vas quitando cosas como conducir y cada vez vas necesitando más ayuda. Eso te mina la moral. Además, la gente que te quiere te mete en una burbuja por amor; romper esa burbuja es importante y en eso me ayudó mucho el correr».

Alberto Suárez está casado con Paloma Felgueroso «mi novia de toda la vida a la que conocí mientras yo estudiaba Maestría Industrial en la Fundación Masaveu». Tienen un hijo, Álvaro.

La relación con el atletismo y las carreras fue tardía. «Yo me dedicaba al fútbol, era portero, (jugó al fútbol y al fútbol sala en Riosa y Soto de Rey, hasta el diagnóstico) no me gustaba correr, pero con la enfermedad te vas quitando cosas, entre ellas el fútbol, porque no veía bien así que me puse a correr». La cosa fue avanzando hasta que me afilié a la ONCE porque ya veía muy poco y ahí descubrí el mundo del deporte con discapacidad. Dije que me gustaba correr y en un mes me fui al campeonato de España, hice la mínima para el Campeonato de Europa de Rodas y allí gané la medalla de plata. Llevaba siete meses entrenando».

A partir de ahí llegó el triunfo. Récords del mundo. Una mejor marca personal en maratón de 2:21:47. El récord mundial de maratón para un atleta sin discapacidad está en las piernas del keniano Eliud Kipchoge en 2:01:09 y el de España en 2:06:25. Es decir, Alberto Suárez Caso vuela por el asfalto.

Las paraolimpiadas de Londres (2012) fueron el gran hito. Me dalla de oro y la sensación de que «todo en Londres fue magnífico. Nunca he vivido un ambiente como aquel, arropando tanto a los deportistas, tanto la organización como el público».

Luego llegó la medalla de plata en Río de Janeiro, el quinto puesto y diploma paralímpico en Tokio y «el trabajo que realizo para correr las próximas en París, que serán mis cuartas paraolimpiadas».

Alberto Suárez Caso da charlas para la ONCE y para colegios y empresas en las que «intento transmitir que el deporte es un magnífico instrumento para la vida». Es jurado de los Premios Princesa de Asturias de los Deportes «de lo que estoy muy orgulloso porque para un asturiano es un honor muy grande». Entrena en las pistas de San Lázaro, que llevan su nombre, y en la senda de Fuso de la Reina. Zancada a zancada va rompiendo récords deportivos y vitales.