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GONZALO DÍAZ-RUBÍN
OVIEDO.
Sábado, 18 de noviembre 2017, 00:52
El equipo de gobierno cerró ayer, muy probablemente en falso, su última crisis. En lo oficial, ambos grupos, Somos y PSOE, después de una semana de desencuentros a cuenta de las conclusiones de la comisión de investigación de Aquagest, registraron, eso sí por separado y ... con dos horas de diferencia, el mismo documento que había sido consensuado, también con IU, el pasado miércoles. Somos casi lo interpretó como una victoria y celebró que «el PSOE haya recapacitado» y les animó «a seguir trabajando codo con codo junto a sus socios de gobierno» en favor de los intereses de la ciudadanía de Oviedo. Lo hizo después de que el alcalde, en una rueda de prensa de tarde, reiterara que se compromete a «conseguir un gobierno estable» y recordase «a los que decían que no íbamos a durar tres días, que ya llevamos tres años», pero también reprochó al entorno de Somos y Podemos «la cadena de declaraciones desafortunadas» de los últimos días sobre la posición del PSOE y su supuesta falta de compromiso en la lucha contra la corrupción.
El gobierno tripartito no se rompió ayer, pero salió de nuevo tocado. El alcalde insistió en presentarse como «el fiel de la balanza», en defender que su trabajo a lo largo de estos dos años y medio de gobierno compartido se ha basado en «la lealtad, la mesura y el diálogo», a veces «incomprensible para los propios compañeros» de partido, frente a las «provocaciones incomprensibles» de Somos.
Esa lealtad a la que aludió es la que les ha mantenido callados pese a «las interferencias ruidosas que afectan al propio espíritu de las conclusiones de la comisión», expuso. «Se ha hablado mucho de nosotros, pero nosotros también podemos hablar».
Según el relato del primer edil y de sus compañeros en el grupo socialista y miembros de la comisión, Diego Valiño y Ricargo Fernández, el bajo perfil del que se les ha acusado estos días durante las sesiones de la comisión, no era sino una muestra de lealtad. «Somos propuso esta comisión y dentro de esa lealtad no hicimos ningún intento de interferir o cambiar su desarrollo», expuso Valiño. Precisó que el documento inicial fue enviado a los grupos el 19 de octubre, «no es verdad que lleve dos meses» circulando y que, a partir de este, los socialistas lo único que han hecho es buscar el mayor rigor y consenso posibles. «Nuestro objetivo era trabajar en equipo» y si los socialistas no hicieron enmiendas fue «para no hacer públicas nuestras diferencias».
El consenso, insistió, estuvo cerca. Mucho. Después de que el PSOE apoyase la propuesta de Ciudadanos para aplazar el debate de las conclusiones que dio origen a la crisis, hubo nuevas reuniones. «El día 15 salimos con la convicción de que había acuerdo», expuso Fernández, pero «a la vez se produjo un ataque frontal contra el Grupo Municipal Socialista y el alcalde» en las críticas del secretario de Podemos, Daniel Ripa, y «a partir de ahí, una serie de declaraciones inexplicables».
«Nunca se ha planteado un boicot a las conclusiones de la comisión», insistió el edil de Seguridad, y «para que no quede ninguna duda, hemos registrado las conclusiones con el conjunto de modificaciones que habíamos pactados los socios de gobierno». Dos horas más tarde, Somos Oviedo hizo lo mismo, con IU recordando que ellos ya hicieron su trabajo y presentaron sus enmiendas para mejorar el documento.
Los socialistas evitaron ayer personalizar las críticas o los reproches a sus socios. Transmitieron, en cambio, su perplejidad porque mientras se negociaba las conclusiones de la comisión, «se estuviera disparando contra ese acuerdo». El alcalde insistió en que «resulta casi imposible tratar de entender las causas de esta escandalera» y se dijo preocupado por el hecho de que una comisión de investigación «se convierta en un instrumento de acoso a un equipo de gobierno».
Calificó la situación de «absurdo absoluto» y se preguntó: «¿Quién gana con esto?». Un «disenso inexplicable», «tengo correos de Taboada en los que celebra el consenso y al tiempo se estaba contando un cuento en los medios» que «merece un repaso y una llamada de atención», concluyó intranquilo. Intranquilo porque, según su impresión «personal», se suceden crisis artificiosas entre los dos socios mayoritarios del gobierno: desde el caso del Auditorio,p asando por el presupuesto en el que «se utilizó una artimaña para tratar de presionar, forzar y generar inestabilidad cuando ya había acuerdo» y hasta esta última de Aquagest. López admitió que la relación con Somos «es más complicada que hace dos meses», pero confió en que «estos hechos sirvan para la reflexión», «la confrontación no conduce a ningún sitio» y advirtió que «este alcalde no va a entrar en ese juego» ni en provocaciones.
Con las elecciones a la vuelta de la esquina, con procesos internos en ambas formaciones, con las tensiones nacionales al fondo, Somos prefirió ayer poner el acento en celebrar la rectificación de sus socios, pero sí en reprochar a los socialistas «sus conspiraciones de pasillo con el objetivo de desgastar a Ana Taboada». ¿Fin de la crisis?
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