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Oviedo ya está inmerso en la celebración del Desarme, la cita gastronómica, cultural e histórica que aspira a convertirse en Fiesta de Interés Turístico Nacional en 2025. En esta edición, enmarcada en el reconocimiento de la ciudad como Capital Española de la Gastronomía, a los sesenta restaurantes que sirven desde ayer el menú –compuesto por garbanzos con bacalao y espinacas, callos y arroz con leche– se suman diecinueve negocios para ofrecer los Bocados del Desarme. En este último caso por un precio de 3 euros, los ovetenses y visitantes podrán saborear en las barras y mesas estos sabrosos aperitivos hasta el próximo domingo 27.
El presidente de Otea, José Luis Álvarez Almeida, presentó ayer la cuarta edición de los Bocados del Desarme, destinada a que «aquellos establecimientos que no tengan tradición o capacidad» para servir los tres platos colaboren igualmente. Siempre con el objetivo de remar todos en la misma dirección porque, «como dice el alcalde, 'entre todos tenemos que conseguir que el Desarme vaya día a día a más». De momento, confió en que el público disfrute en la misma proporción a la «ilusión» con la que los cocineros han diseñado y elaborado estos pinchos.
El acto de presentación se celebró en El Dólar, el último establecimiento local en incorporarse a Otea y que ha preparado «un bocado con una pinta excelente», describió Almeida. En este caso, indicó el chef Iván Villar, quieren trasladar con su apuesta «lo que es el menú del Desarme, con una croqueta líquida de callos que lleva la espinaca deshidratada con panko y un carpaccio de bacalao, que en el interior lleva como una gelatina de garbanzos».
Álvarez Almeida aprovechó para agradecer la colaboración del Ayuntamiento y pedir que se refleje en los presupuestos municipales del 2025. Para lograr reconocimientos como la citada declaración del Desarme como Fiesta de Interés Turístico Nacional, indicó, «lo que tenemos que hacer es aumentar presupuestos». «Pedimos al alcalde que nos ayude, que es necesaria la promoción del Desarme; que se tenga cariño, que se tiene, al sector, pero hay que ir un poco más allá», añadió.
El apoyo de los clientes lo tienen garantizado. «Tenemos completo hasta el domingo para comer el Desarme», explicó Juan Cuesta, propietario del Llar de la Catedral. Detalló que los callos son los que requieren más elaboración, pero una vez hecho «el proceso es fácil». «Hace veinte años que serví mi primer Desarme y era un día de jornadas gastronómicas; ahora son veinte y la gente viene con sus compañeros de oficina, familia o amigos. Hay clientes que lo comen cuatro veces y uno el año pasado vino en cinco ocasiones».
Degustando los callos se encontraba ayer al mediodía Fran García en la sidrería El Ferroviario. Luisa María Díaz también se decantó por este plato de los tres que componen el menú. «Siempre lo degustamos en familia y hoy es un día especial porque es el cumpleaños de mi madre», señaló desde la sidrería La Pumarada. Ambos establecimientos se encuentran en Gascona.
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Cristina Cándido y Álex Sánchez
Lucía Palacios | Madrid
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