JUAN VEGA
OVIEDO.
Domingo, 10 de enero 2021
«La lectura nunca va a sucumbir porque los libros llenan de fuerza a las personas en los tiempos más difíciles». Son las palabras de Concepción Quirós Suárez, 'Conchita', (Castrillón, 1935), que durante varias décadas regentó la librería Cervantes, ubicada en ... la calle Doctor Casal y que en septiembre de 2021 cumplirá su centenario. Los tiempos han cambiado mucho desde entonces. A sus 85 primaveras, Conchita puede presumir de haber contribuido de manera exponencial al desarrollo del negocio librero, el cual logró transformar después de un viaje a Francia, hace cuarenta años.
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Su vida siempre ha estado directamente relacionada con los libros y la literatura gracias a la profesión de sus padres, librero y maestra. Ya desde muy temprana edad comenzó a ayudar a su padre en los asuntos de menor importancia del negocio, que en ese momento se llamaba Librería Cervantes -Casa de Los Maestros, debido a que el primer jueves de cada mes acudían todos a cobrar el jornal. En esa época también recuerda que el reconocido poeta ovetense Ángel González exploraba en las estanterías de la librería sus primeros títulos de literatura y poesía de la mano de su madre.
Su relación con la lectura se tradujo en un camino que, irónicamente, ya estaba escrito. Y por eso, además de ayudar en el negocio familiar, se embarcó en los estudios universitarios de Filosofía y Lengua y Literatura. Todo cambiaría en el año 1980, cuando decidió ir a pasar un mes a Francia. En ese momento, pudo comprobar el «inmenso» retraso tecnológico en el que se había sumido España después casi cuarenta años de dictadura. «Éramos un país confinado, que diríamos ahora», bromea.
Un año más tarde logró regresar con una beca del Gobierno galo para aprender a vender libros técnicos en su idioma. Fue en ese momento, cuando se dio cuenta de la «terrible» diferencia entre los dos países: «Nosotros teníamos una librería en forma de 'U' y con multitud de mostradores, mientras que ellos no tenían ningún mostrador que separase el producto del cliente; me di cuenta que aquí eran una barrera».
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A su regreso a Oviedo decidió implementar esas nuevas técnicas en la librería. «Fue lo primero que hice nada más volver». Como en cualquier familia, el choque entre generaciones brotó de la mano del progreso que intentaba aplicar Conchita. «Yo quitaba los mostradores y mi padre los volvía a poner, hasta que poco a poco se dio cuenta de que era una idea muy buena», recuerda con mucho cariño.
El éxito de su propuesta pronto se tradujo en beneficios y en el año 1993 aprovecharon una oportunidad para mudarse al emplazamiento actual, donde pudieron organizarse de manera mucho más profesional.
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El éxito fue tal que a día de hoy la librería cuenta con un stock de 250.000 ejemplares y reciben todos los días 250 títulos nuevos. En relación a la demanda, Conchita piensa que ha ido evolucionado siempre bajo el amparo de la novela: «Antes se leían más ensayos políticos y ahora las novelas policíacas es lo que más se vende».
Sobre la situación actual prefiere reservarse; sin embargo, tiene claro que la literatura; los libros y la lectura «no sucumbirán, ante el impasible avance de las nuevas tecnologías, debido a su capacidad para dar fuerza a las personas».
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