C. DEL NERO
OVIEDO.
Lunes, 20 de diciembre 2021, 00:27
Desde la plaza de la Catedral se notaba el olor a castañas. A diferencia de otros años, la antigua cofradía de La Balesquida repartió ayer sus cucuruchos de castañas y su sidra dulce en la calle Santa Ana. Allí, entregaron más de doscientos kilos de este fruto seco a todo aquel socio que recogió el vale con anterioridad.
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Asadas durante entre veinte y treinta minutos, hechas a fuego lento y envasadas en paquetes individuales. Así entregó Santiago Guinle los lotes a cada uno de los 1.200 socios que pagaron para disfrutar de una cita que data, en los primeros escritos encontrados por la cofradía, de más de quinientos años.
Una cita que ninguno de los miembros de una «de las cofradías más antiguas que se conocen» se quiso perder. Así, poco a poco y durante toda la mañana fueron llegando personas a para degustar las castañas asadas por las que llevan esperando un año entero. «No hay que dejar nunca la tradición», aseguró José Luis Felgueroso, de la antigua cofradía de La Balesquida.
En una jornada en la que el tiempo se comportó, fueron muchos lo que se acercaron, sin siquiera conocer el lugar donde se celebraba el amagüestu. «Cualquier ayuntamiento se dejaría la piel por mantener una cofradía tan antigua», afirmó Felgueroso. Este año, se encontraron con una situación atípica porque el Ayuntamiento no les permitió celebrarlo junto a la capilla.
Los cofrades de La Balesquida criticaron al Consistorio por no permitirles celebrar el reparto de castañas en su lugar tradicional. Pidieron el permiso con el inicio del curso y no recibieron noticias hasta esta misma semana. «Pedimos permiso en septiembre, y este mismo lunes nos dijeron que era imposible celebrarlo en el entorno de la iglesia de La Balesquida porque estaba ocupada por una cabina del Ayuntamietno», aclaró José Luis Felgueroso. Una noticia que les cayó como un vaso de agua fría a toda la cofradía. «No nos esperábamos que esto pudiera suceder».
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Por este motivo creen que este año solo llegaron a entre 1.200 y 1.300 socios. «La gente no sabía si se iba a celebrar», Y eso que es una tradición que se desmarca del amagüestu al ser «un simple reparto de castañas a todos nuestros socios», sin buscar «una fiesta común».
No obstante, los miembros de la cofradía disfrutaron de sus castañas asadas y su sidra dulce en una jornada en la que, además, se celebró una misa para vivir la Festividad de Nuestra Señora de la Esperanza, advocación de la cofradía.
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