Tragedia en la carretera

El kamikaze que mató al ovetense Juan Fernández, grave y custodiado por la Guardia Civil

Deberá dar, si su estado de salud revierte mejoría, explicaciones. La primera, por qué mostraba signos evidentes de embriaguez cuando fue atendido por el personal de emergencias. Dado lo aparatoso del accidente -su coche estaba prácticamente aplastado- y la gravedad de sus heridas, los agentes no pudieron practicarle in situ las pruebas de alcohol y drogas, por lo que solicitaron que se le realizasen en el hospital los pertinentes análisis toxicológicos. Ayer, la Guardia Civil aún permanecía a la espera del resultado. «Aunque esté herido de gravedad, se le puede realizar la prueba y así lo hemos solicitado; estamos a la espera, tardarán unos pocos días», expusieron ayer desde la sección de Tráfico de la madrileña Benemérita.

Se trata de una desgracia enorme. Todo ocurrió pasadas las tres de la madrugada. La familia ovetense había salido de San Claudio a última hora del viernes, tras despedirse de sus conocidos. Le separaban más de mil kilómetros de su destino. A la altura de Alcorcón, en el kilómetro 62, les sobrevino la fatalidad. El colombiano llegó a avanzar «siete kilómetros» por el carril contrario, con un vehículo sin seguro y diecinueve años de antigüedad y sin haber pasado la ITV, según informó ayer el periodista Nacho Abad. Varias llamadas alertaron al 112 de un «kamikaze» en la M-50, pero no dio tiempo a darle el alto. El ovetense, según estas mismas fuentes, intentó esquivarlo y logró salvar a su familia, pero él murió fruto del impacto.

Los servicios sanitarios intentaron reanimarlo sin éxito. Clara y su hijo fueron trasladados al Hospital 12 de Octubre. El otro conductor, también herido y que fue excarcelado por los Bomberos, ingresó en el Puerta de Hierro, con lesiones y una fractura de pelvis. La Guardia Civil le imputa al menos un delito de homicidio imprudente y otro contra la seguridad vial, aunque podrían ser más en función de la evolución de la mujer del fallecido y de si sufre secuelas -no solo psicológicas- a raíz del terrible accidente.

En ese sentido, el abogado de la familia, Luis González, confirmó ayer que ya ha remitido la documentación pertinente a una procuradora en Madrid para solicitar la personación de la familia como acusación particular contra el colombiano de 35 años. «Una vez personados podremos tener acceso al atestado inicial y al técnico, y a la declaración del acusado, que entiendo que aún no ha tenido lugar», explicó.

Juan, que trabajaba como comercial en la distribuidora de bebidas Industrias Cima, estaba profundamente ilusionado con el viaje a Almería.

Allí tenía previsto que se encontrase con uno de sus amigos, residente en El Ejido, con el que había entablado relación hacía unos pocos años tras la venta de una motocicleta de segunda mano. A pesar de todo, el kamikaze de la M-50 truncó todo aquello, también la pasión de 'Juanín' -como lo conocían en el pueblo- por las motos, dejando una pérdida irreparable en el seno de la familia, ávida de justicia, y a todo un concejo roto por el dolor.