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Segunda sesión del juicio a una médico de familia acusada de un delito de homicidio por imprudencia grave por no haber seguido el protocolo con una paciente, de 73 años, que falleció el día de Reyes de 2018 en una clínica privada de Oviedo ... . La doctora –a la que la Fiscalía le pide un año de cárcel y tres de inhabilitación especial para el ejercicio de la medicina– siguió la sesión desde el banquillo de los acusados tras declararse, en el inicio del juicio, inocente y dejar claro que cuando le pautó sólo «cuidados paliativos» –como sostiene el escrito fiscal– a la paciente, esta «se encontraba en un proceso de muerte instaurada; lo único que pude hacer en ese momento es aliviar su sufrimiento», dijo.
La procesada, médico de familia y adscrita al servicio de urgencias de la clínica a la que sigue vinculada, siguió con tranquilidad la toma de declaración de los peritos y testigos llamados a declarar ante el Juzgado de lo Penal número 2.
El director médico y coordinador de Urgencias aseguró que cuando la acusada trató a la paciente, poco más de una hora antes de su fallecimiento, «su situación era de desconexión, hipotensión y respiración agónica»; es decir, remarcó, «la situación con la que se encontró la doctora es con una paciente que estaba a punto de fallecer».
A preguntas de Fiscalía, apuntó que la médico «llamó esa mañana» de Reyes a los familiares, pero «no logró contactar con ellos». Y a preguntas de la defensa, recordó una entrevista que mantuvo, tras el deceso de la paciente, «con el hijo, su mujer y una médico amiga de la familia en la que me pidieron explicaciones de lo sucedido y ella –por la médico– me daba la sensación que compartía».
Los dos hijos de la víctima –que han sido indemnizados por la propiedad de la clínica en una sentencia de 2021 con 25.527 euros cada uno al considerarse que se había infringido la lex artis ad hoc exigible– fueron los que decidieron llevar al centro sanitario a su madre, que residía en Avilés, «como paciente particular» el día 2 de enero «para hacerle unas pruebas porque tenía pocas ganas de salir y comer», según declaró el hijo en la primera sesión. En Urgencias les atendió la doctora acusada que ordenó su ingreso por «la fragilidad que presentaba» y que no volvió a ver a la paciente hasta el día de su fallecimiento.
Entremedias, según sostiene el escrito del Ministerio Fiscal, la mujer tuvo una mejoría inicial, pero en la madruga del día 5 presentó un estado de agitación y se cayó de la cama. A las 9.59 euros del día 6, una enfermera que acababa de entrar en el turno de la mañana ante el «deterioro general importante» que presentaba la paciente trató de avisar «al médico de referencia» –el internista que se ocupó de su evolución en planta y que el Ministerio Fiscal pidió al inicio del juicio que fuera llamado a declarar en próximos días como nueva prueba testifical pericial–, «pero no me contestó», por lo que tras consultar a la supervisora avisó a la médico de urgencias –la acusada– para que viera a la paciente.
«Me avisaron por una situación agónica», relató la procesada el primer día. «La situación pintaba muy fea. Había pasado toda la noche sola y no había ningún familiar». Tras explorarla, concluyó que «se encontraba en un proceso de muerte instaurado» y «al ver el desenlace final, porque era una crónica de una muerte anunciada», pidió que le pusieran «oxígeno y morfina para intentar aliviar un síntoma de agonía claro».
Según el escrito de acusación pública, realizó una impresión diagnóstica de edema agudo de pulmón para el que el protocolo pauta un tratamiento –monitorización, vigilancia, oxígeno y fármacos como la dobutamina– que «de no realizarse de inmediato y por el propio médico de guardia, el paciente fallece».
La causa de la muerte, según la acusada, fue dictada por el médico internista, que no se hallaba en la clínica el día 6. Media hora después de habérsele administrado los cuidados paliativos, la paciente murió. «Le digo al doctor por teléfono que ha fallecido y le indico que me ayude a esclarecer la causa de defunción» para ponerla en el informe, «y me dice que ponga edema agudo de pulmón».
Una de los peritos que testificó en esta segunda sesión subrayó, ante el tribunal, que «algo más se podía haber hecho» por la paciente, aunque advirtió que «las expectativas de recuperación eran tirando a escasas» y advirtió que «haberla llevado a otro centro era muy comprometido porque a lo mejor no hubiera llegado con vida».
«Nos quedamos fríos, era un desenlace totalmente inesperado», declaró en la vista inicial el hijo de la paciente. El médico internista, dijo, les aseguró el día 5 de enero «que estaba mucho mejor; no nos informaron de una situación de gravedad».
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