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E. M. R. N., la mujer de 45 años acusada de matar a su madre (A. R., de 82) a golpes y mordiscos el 10 de septiembre del año pasado en su piso de Ciudad Naranco, se enfrenta a una pena de 22 ... años de cárcel. La Fiscalía considera que los hechos son constitutivos de sendos delitos de asesinato con ensañamiento y maltrato psicológico habitual en el ámbito familiar con la agravante de parentesto, aunque con la atenuante analógica de anomalía psíquica por enfermedad mental.
El caso es escalofriante. La supuesta autora del matricidio del número 30 de Augusto Junquera mordió y golpeó por todo el cuerpo a la octogenaria con un objeto contundente. Aún con vida, la arrastró por el pasillo de su casa y la dejó morir, tendida en el suelo de su habitación tapada con varias mantas y una sábana, sin prestarle ningún tipo de ayuda. Después, permaneció seis días encerrada junto al cadáver en descomposición hasta que, al llegar la Policía Nacional, alertada por la llamada de una trabajadora de una agencia de viajes que no lograba comunicarse con ellas, se tiró por la ventana. Terminó parapléjica, aunque eso no ha impedido su ingreso en la cárcel.
El Ministerio Fiscal sostiene que la investigada, que sufrió lesiones muy graves tras precipitarse desde su casa, un quinto piso, y su madre vivían juntas y que mantenían una convivencia muy complicada. «Era frecuente que discutiera con ella, le gritaba, insultaba y menospreciaba diciéndole frases como 'no vales para nada', 'eres una mierda', 'eres una hija de puta'», expone el fiscal. La situación se agravó con la muerte de su padre, en julio de 2023.
El pasado 10 de septiembre hubo una nueva discusión con su madre en el salón de la casa. «Con ánimo de acabar con su vida», continúa el Ministerio Público, E. M. R. N. «comenzó a golpearla bruscamente por todo el cuerpo con un objeto contundente» y también le propinó mordiscos cuando la octogenaria se encontraba aún con vida tendida en el suelo para aumentar «deliberadamente su dolor» y sufrimiento.
A. R. sufrió numerosas lesiones, pero aún seguía con vida. En estado inconsciente, su hija la arrastró por el pasillo hasta el dormitorio, donde la abandonó en el suelo, desnuda y tapada con varias mantas y una sábana, y la dejó morir sin prestarle auxilio. Lo hizo, según la Fiscalía, «con plena consciencia de la situación de inferioridad de su madre».
Tras esto, E. M. R. N. permaneció encerrada en la vivienda con el cadáver en descomposición hasta el día 15. Eran las 16.15 horas cuando varias patrullas de la Policía Nacional acudieron a la casa alertadas por la empleada de una agencia de viajes que no había conseguido dar con ellas, ya que el día anterior madre e hija se iban de vacaciones y desde el hotel del destino comunicaron que no habían llegado. Al personarse los agentes al domicilio y llamar insistentemente, la mujer trató de poner fin a su vida arrojándose por la ventana al patio de luces.
Es por esto que fue necesaria la intervención de los bomberos para abrir la puerta, que estaba cerrada por dentro y con la llave puesta y todos los bloqueos accionados. Una vez en el interior, hallaron el cadáver de la octogenaria donde la había dejado su hija, en posición fetal –«posición que buscó la víctima en su agonía»–, y rescataron a la matricida, que sufrió una grave lesión medular. El fiscal añade en este punto que padece un trastorno mental que, según el informe del médico forense, pudo suponer una afectación de los factores que conforman la imputabilidad cuantificable como leve.
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