ALBERTO ARCE / CECILIA PÉREZ
OVIEDO.
Viernes, 21 de junio 2019, 02:41
«Noqueado» y «en el suelo». Así quedó David Carragal, el maestro pixueto de 33 años, en la madrugada del pasado 11 de junio después de que Jorge Cue, llanisco de 18 años, le diese una patada en la que «no midió» sus fuerzas ni el «alcance» de lo que estaba por suceder. Es el testimonio de uno de los amigos más cercanos del agresor, al que ha tenido acceso este periódico. Explicó cómo estuvo junto a él y a otro de los implicados (el llanisco de 19 años, ahora en libertad con cargos) varias horas después en el parque Pura Tomás celebrando el Martes de Campo. «Estaba preocupado, nos dijo que le había dado una patada a uno la noche anterior y que se habían marchado corriendo», sentenció. Cue permanece desde anteayer en el Centro Penitenciado de Asturias. Al pixueto, en cambio, lo lloran su familia y numerosísimos amigos. Falleció el lunes en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) al no lograr superar las heridas sufridas en la cabeza esa fatídica noche.
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El relato del abogado de la defensa del joven se basa en que, después de una «reacción desproporcionada» de Carragal al mirar su grupo de amigos a una de las mujeres que le acompañaban, Cue «lanzó una patada a la víctima», pero no puede precisar «si le alcanzó o en qué parte del cuerpo impactó». Así lo informaron fuentes judiciales después de que los acusados ratificaran su versión ante la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Oviedo, María Luisa Llaneza.
El informe preliminar del forense no deja lugar para las dudas. Según el documento, David Carragal sufrió dos golpes. El más «grave» se produjo cuando cayó al suelo, golpeándose en el lado izquierdo de la cabeza, tal y como recogió la TPA. Asimismo, y según las mujeres que le acompañaron durante aquella madrugada, Carragal trató de levantarse después de la caída, pero comenzó a convulsionar. Las fuertes contracciones musculares le produjeron otros golpes fruto de los pequeños impactos contra el pavimento.
Por eso, según el testimonio del amigo de Cue, que le acompañó durante el Martes de Campo, cuando aprovecharon, también, para «jugar un rato al fútbol», el joven ya podría haber sido totalmente conscientes de lo sucedido.
«Ese día ya afirmaban que no habían hecho nada, solo comentaban la patada, que se había pasado bastante, y que luego salieron corriendo de allí sin hacer nada más tras ver al hombre tirado en el suelo», aclaró el amigo. La versión del joven casa con el hecho de que Carragal recibiese un primer golpe, que podría haber sido el causante de la caída y de ese traumatismo que no logró superar.
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«Jorge es agresivo en los partidos, pero no tanto; y es fumador, pero ocasional. Él se dedica al deporte, es su principal atención. Solo piensa en jugar al fútbol y la fiesta es algo secundario en su vida. Antes de que pasase todo esto, se quería ir a Irlanda, porque tenía ofertas de un equipo. Estamos todos destrozados, no nos lo creemos todavía. No le quiero quitar importancia a lo que hizo, no midió y ahora toca pagar, simplemente cuida mucho de los suyos», expresó. «Jorge no me mintió, y menos un día después de que pasase todo. Él no sabía que todo esto iba a pasar. No dieron una paliza al hombre, fue una patada y luego salieron corriendo de allí», enfatizó.
Por el momento, los otros dos investigados (los llaniscos y un ovetense de 18 años) quedaron en libertad con cargos. La jueza fue taxativa al considerar que ambos estuvieron en el lugar de los hechos en el momento de la agresión, pero no creyó que fuesen participantes directos de la misma. Les achaca un delito de omisión del deber de socorro. Cue, además, se enfrenta a una acusación mucho más grave como presunto responsable de un homicidio doloso. por el que decretó su ingreso en la cárcel de Asturias.
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Lo ocurrido tuvo lugar la madrugada del pasado día 11 en las inmediaciones de la rotonda de los Juegos Olímpicos durante la verbena del día grande de las fiestas de La Florida. Según la versión de la familia, los tres jóvenes se habrían acercado a Carragal para pedirle un cigarrillo, del que no disponía «porque no fuma», aclaró su madre tan solo un día después de los hechos. En ese momento, le habrían empezado a golpear, tirado al suelo y, allí, le habrían seguido golpeando.
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