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RAFAEL FRANCÉS
Domingo, 1 de enero 2023, 23:56
Luis Manuel Bobes Cuesta (Oviedo, 1966) ha conseguido conjugar en su vida pasión y trabajo. En la mediana edad se hizo cargo junto a su hermana, Elena, del negocio familiar en la calle Magdalena, la emblemática tienda Albiñana. Todo ello a través de la innovación. ... Con esas premisas desarrolló un negocio clásico ovetense, conocido en la ciudad por la tienda que durante muchos años sus padres, Elena y Mariano, regentaron también en la calle Melquiades Álvarez, para transformarlo en un comercio moderno que ha servido para que Luis desarrollase su vena artística (estudió diseño gráfico y fotografía en Barcelona) en el entorno controlado del negocio familiar.
«La tienda es un elemento más de la familia. Siempre digo que a la mesa en casa de mis padres nos sentábamos seis a comer: mi padre, mi madre, la tía Mari, mi hermanada Elena, yo y la tienda», afirma Bobes mientras rememora su vida pasada, que comenzó en una casa de la calle Arzobispo Guisasola (justo encima de donde hoy se ubica hoy la taberna Kilómetro 0) «con patio interior donde pasé los mejores años de mi vida con el bocadillo, el balón, la bicicleta y más o menos los mismos amigos que aún conservo a día de hoy. Mis padres nos dieron una vida muy feliz y cuando vuelvo, porque mi hermana vive allí, recuerdo cuando jugaba y estaba lleno de niños aunque ahora casi no los hay».
Del colegio Escuelas Blancas pasó más tarde al instituto de San Lázaro. De aquella con algunas salidas por el Rosal o a la discoteca El Bombé, «donde esperábamos a que llegaran las canciones lentas para bailar un poco».
Por el medio unos años en los boy-scouts «en los que aprendí mucho a buscarme la vida» porque había que conseguir dinero para el campamento de verano o «para hacer alguna obra social». De aquel tiempo viene el vender en El Fontán lo que se podía para sacar unos duros. «Vendíamos de todo, zapatos de un solo pie, chalecos salvavidas, ojos de buey de un barco, juguetes o incluso fuimos a cuchar un prado para ganar cien pesetas. Nos buscábamos la vida».
Estudios en Barcelona y dieciocho años de profesor de dibujo en el colegio École terminaron en 2006, cuando Elena y él decidieron hacerse cargo del negocio familiar. «Cuando se murió mi madre, la propietaria de la tienda, mi hermana decidimos apostar por la tienda y me metí de lleno intentando aportar mi vena artística en los escaparates y los detalles de la tienda. Además, pasamos de un negocio clásico en el que contabilidad se hacía a mano y en libreta a modernizar todo el sistema hasta hacerla moderna e innovar dentro del comercio ovetense». Modernización e innovación que tuvo su recompensa pues en 2012 : Albiñana recibió el Premio Nacional de Comercio.
Bobes ha sabido conjugar la creación y el comercio y se muestra muy orgulloso de lo conseguido. «Estoy muy agradecido a mis padres, a mi mujer y mis hijos, y muy orgulloso d ellos». Un a tienda elegante y un pequeño negocio familiar que se ha puesto la innovación por sombrero.
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