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En el cuarto piso de este edificio, en el número 7 de Lago Enol, está el piso familiar. HUGO ÁLVAREZ
El hombre que desfiguró a su madre en Oviedo dice que no recuerda nada porque había bebido

El hombre que desfiguró a su madre en Oviedo dice que no recuerda nada porque había bebido

El agresor, que se encargaba del cuidado de la anciana, cuenta además con problemas psiquiátricos

CECILIA PÉREZ

Jueves, 7 de febrero 2019, 02:17

No recuerda nada de lo ocurrido. Ni siquiera haber destrozado la cara de su madre a puñetazos, hasta el punto de provocarle varias lesiones cerebrales y haberle destrozado el tabique nasal. Al menos es lo que A. G. R., de 59 años, declaró tras el trágico suceso ocurrido este lunes, cuando al filo de la medianoche agredió de forma inusualmente violenta a su madre, M. C. R. F., de 81 años, en el piso que compartían en el número 7 de la calle Lago Enol, en Ventanielles. Ayer, el juzgado de Instrucción número 1 decretó su ingreso en prisión provisional y sin fianza.

Según ha podido confirmar EL COMERCIO, el hombre cometió la agresión «bajo los efectos del alcohol» y tiene la mente en blanco. Se enteró de la magnitud del suceso cuando despertó en el Hospital Universitario Central de Asturias. Hasta allí lo trasladaron los sanitarios, la misma noche de la agresión, para curarle las heridas que se había producido en los nudillos tras emprenderla a puñetazos contra el rostro y el torso de su progenitora.

Fue en el propio centro hospitalario donde le comunicaron lo que había sucedido. Curiosamente, no mostró «directamente» signos de arrepentimiento pero «sí preocupación por su madre» y su estado anímico es «bajo», según explicaron fuentes cercanas al caso.

Todo apunta, a falta de una valoración psicológica, a que sufre algún tipo de problema mental. Tiene varios antecedentes de enfermedad derivada de problemas psiquiátricos, diagnosticados en dos ocasiones. El primero, en el año 2002, y diez años después, en 2012, el segundo. A todo esto, se le suma una fuerte dependencia al alcohol, según pudo saber este periódico, que provoca que «pierda todo tipo de capacidad volitiva».

Jubilado por enfermedad

El agresor llegó a Asturias de Argentina hace un año y medio. Vino para hacerse cargo de su madre tras la muerte de un hermano, que era el que se ocupaba de ella. Regresó a la vivienda familiar de Ventanielles, donde su madre lleva viviendo desde hace sesenta años. Lo hizo acompañado de su compañera sentimental, una mujer argentina. Ella estuvo conviviendo con él y con la víctima hasta que le caducó el visado y tuvo que regresar al país sudamericano, donde reside en la actualidad. El detenido adoptó, entonces, el papel de cuidador de su progenitora. La acompañaba a la compra, al médico y en sus paseos diarios por el barrio. Tenía tiempo libre, no traba al estar jubilado debido a una incapacidad laboral permanente, derivada de varios problemas físicos relacionados con la espalda.

Los vecinos del bloque del número 7 de la calle Lago Enol, donde residían víctima y agresor, coincidieron en señalar que era «un hombre tranquilo», al menos en apariencia, y que nunca había protagonizado ningún tipo de altercado, de hecho, lo calificaron como una persona reservada que solo se limitaba a «decir hola y adiós». Todo lo contrario que su madre, una mujer de 81 años muy sociable y querida por los vecinos que lleva viviendo en el edificio desde la década de los cincuenta.

Nadie se explica en el vecindario qué pudo pasarle para que la agrediera de una forma tan brutal. Unos hechos que la propia Fiscalía del Principado de Asturias calificó de especial «gravedad», de ahí que solicitara su ingreso en prisión provisional y sin fianza, un extremo que el juzgado de Instrucción número 1 aceptó y confirmó tras ser acusado por un delito de violencia doméstica, si bien esta calificación puede variar según avance la instrucción del caso.

De manera preventiva, también se le ha impuesto la prohibición de acercarse a menos de 500 metros a su madre, su domicilio o cualquier lugar de ocio o esparcimiento donde ella pudiera encontrarse, así como la prohibición de comunicarse con ella, de forma directa o indirecta, por cualquier medio o procedimiento informático o telemático, contacto escrito, verbal o visual, aunque ella así lo consintiera.

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