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ROSALÍA AGUDÍN
OVIEDO.
Martes, 29 de octubre 2019, 01:37
El incendio de la calle Uría número 58 se asemeja al de la catedral parisina de Notre Dame: «Cuando se acabaron los elementos combustibles se produjo la extinción». Así lo explicó ayer el perito José Luis Sangüesas durante la vista en la que se ... estudia si el Ayuntamiento tiene que pagar a la propiedad del edificio incendiado en 2016 cerca de un millón de euros por responsabilidad patrimonial. Las partes no llegaron a un entendimiento en fase administrativa y ayer se vieron las caras en los juzgados durante cinco horas. Hoy la vista continuará.
Por la sala de lo Contencioso-Administrativo número 2 pasaron a lo largo de la mañana siete peritos. El primero en explicar su informe fue José Luis Nieto, quien apuntó que el fuego fue «incontrolable» porque al poco de iniciarse afectó a toda la estructura. «En el desarrollo del incendio no hubo ninguna incidencia pero nada más llegar los efectivos, el edificio entró en colapso», abundó para de igual forma destacar que las llamas empezaron mucho antes de que los primeros residentes se diesen cuenta que salía humo del falso techo de la primera planta. Algunos técnicos defienden que fue una «media hora», otros que se pudo llegar «a la hora», pero todos coinciden en que este tiempo fue crucial para el desarrollo del incendio.
Los peritos, entre los que se encuentra la actual jefa de Bomberos, señalaron ayer que «en todo momento» hubo agua. Los ocho primeros bomberos que se personaron en el lugar lo hicieron a bordo de un vehículo cargado con «3.000 litros», además de la autoescala. Al ver la gravedad del incendio pidieron más y se enchufaron a una boca de riego situada en la confluencia de Melquíades Álvarez con Uría.
No lo hicieron en un hidrante porque, según defendió ayer el técnico Ángel Moro, el más cercano se encuentra a «más de 200 metros de distancia del edificio»: enfrente del hotel Favila ubicado en el número 37 de la calle Uría. Demasiado lejos para recargar allí los vehículos: «La norma dice que la boca de incendios más cercana tiene que estar a cien metros. Se incumplió el reglamento, pero en la extinción no hubo ninguna repercusión».
Las conversaciones de los bomberos, sin embargo, contradicen la versión de los peritos. En las grabaciones a las que tuvo acceso EL COMERCIO se puede escuchar como los efectivos piden medios: «Nos estamos quedando sin agua», «dadme la ubicación de los hidrantes, por favor», «necesitamos la cuba». Es más, el funcionario del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias Manuel Sordo apuntó ayer que no hubo «agua suficiente para trabajar». «Salía muy poca por la boca de riego que yo me encargué de abrir. Si pisaba con el pie la manguera, cortaba el caudal y para poder trabajar se necesita».
Por otro lado, los peritos destacaron la mala situación en la que se encontraba el edificio. La estructura tenía en el momento del incendio 130 años y había sufrido «humedades», «pudriciones» o «ataques de insectos».
La vista se reanudará hoy a las 9.30 horas en el juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 y entre los testigos citados están los concejales socialistas Ana Rivas y Ricardo Fernández, que en el momento del incendio eran concejala de Infraestructuras y de Seguridad Ciudadana, respectivamente.
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