Los hosteleros sostienen que las nuevas terrazas harán de El Oviedo Antiguo «un barrio vivo y dinámico»

«Teniendo en cuenta que el juego ha cambiado desde la aparición de la covid-19, dado que el número de clientes en el interior de los locales sigue siendo mucho menor que entonces, y que en El Antiguo tenemos las normas más restrictivas de toda la ciudad, que nos den algo de oxígeno es un regalo necesario». Así lo explicó ayer el presidente de la Asociación de Hostelería de El Antiguo, Casto Fano, a este diario. A su juicio, «esto no será solo para el beneficio de empresarios, sino de todos los ovetenses y turistas»; y la nueva ordenanza, indicó el hostelero, «favorecerá que el barrio sea atractivo, vivo, dinámico y adaptado a los nuevos tiempos». «Hay que buscar una solución de consenso, eso está claro», abundó al respecto de las críticas vertidas desde distintas asociaciones vecinales, «pero entendiendo que la pandemia ha cambiado el modelo hostelero», sentenció.

A grandes rasgos, la nueva norma facilitará la instalación de terrazas en espacios pavimentados de parques y jardines, así como en «otros espacios libres de uso público» siempre que no exista otra alternativa. Será el hostelero quien asuma todas las obligaciones y si las instalaciones del negocio se ven interrumpidas por el mobiliario urbano, hay opción de cambiarlos de lugar. También crece hasta el 75% la superficie que puedan ocupar las terrazas en las plazas.

Sin embargo, la idiosincrasia de El Antiguo, por su nivel de protección, es la que es y algo que no permite el documento es la instalación de toldos a dos aguas en el casco histórico. Precisamente, la única pega que le ponen al texto desde Otea. «La zona antigua necesita un impulso y parte de ello vendrá de que esa zona sea utilizable. Para ello, se debe tener en cuenta que aquí llueve y necesitamos infraestructuras que ayuden a que se pueda usar la terraza aunque llueva», sostuvo ayer el presidente de la junta local, David Codón, en defensa de la instalación de este tipo de toldos.

Por lo pronto, los servicios jurídicos de la entidad se encuentran «valorando» la presentación de alegaciones a ese respecto, aunque la cuestión, concluyó, «es un problema más de interpretación que de legalidad». Eso sí, el hostelero quiso reiterar su agradecimiento al equipo de gobierno local por el «esfuerzo valiente» que han realizado para «modificar una ordenanza que ya no funcionaba».

Otro de los cambios que introduce es la extensión del horario de apertura de las terrazas hasta las dos de la madrugada en periodos de «mayor demanda», según explicó ayer el edil de Urbanismo, Nacho Cuesta. Esto es, durante los fines de semana y en primavera y verano. Al mismo tiempo, se reducirá en los meses «de otoño e invierno». Lo primero, aclaró el líder naranja, «no contradice» la actual norma de ruidos, que obliga a disminuir los decibelios a partir de la medianoche. «Conjugaremos el derecho al descanso de los vecinos y el derecho al ocio de vecinos y turistas», advirtió. También, en lo que toca a algunos de los puntos más discutidos del documento, Cuesta sostuvo que la ocupación del 75% del suelo «no será algo generalizado, sino concreto y en zonas donde se permita y aconseje (con una tramitación propia que incluirá información pública)»; o que en las zonas de protección ya definidas y que afectan al Oviedo Antiguo y al Patrimonio Cultural no se pondrán nuevas terrazas.

Donde no se notará demasiado será en la calle Gascona, epicentro chigrero de la capital asturiana y uno de los puntos hosteleros más visitados por los turistas, explicó ayer el presidente del Bulevar de la Sidra, Pedro Caramés. «La propia morfología de la calle impide grandes ampliaciones igual que lo impidió durante la pandemia, pero aplaudimos la decisión del gobierno local, porque será bueno para la hostelería de Oviedo».