El Fundoma del coronavirus. La actividad del centro ha quedado reducida a lo esencial para evitar nuevos brotes de COVID-19. FOTOS: ALEX PIÑA

El Fundoma reducirá sus plazas a la mitad el próximo otoño para evitar rebrotes

El coronavirus obliga a cambiar los planes de la fundación, que gestiona residencia de mayores, discapacitados o de acogida de menores

ALBERTO ARCE

OVIEDO.

Lunes, 29 de junio 2020, 00:41

Una isla en la parte baja del monte. La Fundación Docente de Mineros Asturianos (Fundoma) ha resistido desde la falda del Naranco los estragos de la crisis del nuevo coronavirus durante estos tres meses de confinamiento y se ha adentrado en la nueva normalidad «en ... mínimos» de actividad con un plan de contingencia estricto para tratar de frenar la aparición de nuevos rebrotes si es que se producen. Así lo explicó, durante una visita de EL COMERCIO a las instalaciones, la directora general del complejo, Alma María Gómez. «Ha sido una etapa muy difícil, sobre todo al principio, cuando escaseaban los elementos de protección, pero hemos conseguido salir casi ilesos de esta crisis, con muy pocos casos positivos confirmados», explicó. «En cierto modo, somos unos privilegiados».

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En total, la fundación oferta casi 400 plazas, entre los servicios propios como el albergue o las residencias de estudiantes y los conveniados con otras entidades públicas y privadas como el Gobierno del Principado (con las residencias para mayores, discapacitados y acogida) o el Real Oviedo, que ha prolongado durante 15 años más su acuerdo para la utilización del polideportivo y el campo de fútbol 7 para el desarrollo de la actividad deportiva por parte de los equipos de la Escuela del Real Oviedo y de la liga el Genuine.

Para el próximo otoño todos los edificios quedarán con las plazas reducidas a la mitad. «En la residencia universitaria, por ejemplo, pasaremos de 48 plazas a una veintena», anunció Gómez.

Además, y con una plantilla de cuarenta y cinco trabajadores propios, la entidad también se encarga de gestionar la lavandería y comedor, y realiza hasta doscientos servicios de comidas al día. Eso sí, continuó la directora general, el comedor ha tenido que reducir su capacidad a la mitad (hasta las 35 mesas) «y hemos tenido que eliminar la figura del autoservicio por seguridad».

El Fundoma nació en el último año de la década de los 20 del pasado siglo como un orfanato de mineros asturianos. En sus edificios siempre hubo sitio para la juventud y para su formación, y en sus momentos de mayor actividad llegó a tener 500 alumnos. La amenaza del cierre llevó al patronato a crear en 2004 lo que sería el nuevo proyecto de futuro de las instalaciones. Así, acordó con el Principado la firma de un convenio de veinte años de duración y prorrogable cada cinco para la utilización de cuatro de sus trece edificios, tres de nueva construcción, destinados a residencia de mayores, de discapacitados, y un centro de acogida.

Desde entonces, y después de que unas obras de reforma que concluyeron en 2009 tras una inversión de 12,5 millones de euros, el Fundoma es un centro intergeneracional donde niños, jóvenes y mayores conviven con una máxima muy clara: «La salud y la integración», abundó Gómez. Entre otras cosas, «en el centro no hay bebidas alcohólicas y hasta antes de las restricciones tratábamos que los niños interactuaran con los mayores. Las historias de unos son enriquecedoras para otros y mientras unos escuchan, otros se sienten escuchados», señaló.

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Estos tres meses, sin embargo, han supuesto un antes y un después en la gestión del centro. Según Gómez, solo los gastos asociados al COVID-19, sin contar los relacionados con recursos humanos, han supuesto para la fundación el desembolso de casi 30.000 euros en lo que va de pandemia. Un duro golpe a las cuentas anuales, «que ya de por sí cada año se cierran en pérdidas», admitió la responsable, y en el que han contado, entre otros, con la ayuda de organizaciones como la Federación de Empresarias y Directivas de Asturias (Feda), que entregaron en varias ocasiones material sanitario.

En este tiempo, también, se han vivido situaciones dramáticas. «En la residencia de mayores y en la de discapacitados hubo varios brotes», continuó, que se saldaron con una usuaria, de avanzada edad, fallecida, y con tres trabajadores del centro infectados.

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También en la residencia universitaria El Bosque, diez alumnos se vieron obligados a pasar el confinamiento en el edificio tras no poder volver a sus hogares. En palabras del encargado de El Bosque y del área deportiva, José Ramón García, «hemos vivido este tiempo con mucha incertidumbre, con casos a cuentagotas, pero hemos salido no muy mal parados comparado con otras entidades».

Y en el 'chalé', el edificio destinado a la acogida, 16 menores extranjeros no acompañados (Menas) estuvieron «encerrados» todo este tiempo. «Fueron muy responsables y pudieron resistir la dura situación», resaltó Alma Gómez.

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