Una fuga en veinte minutos: así logró escapar una joven obligada a prostituirse en Oviedo

La investigación policial se inició gracias a la denuncia de una mujer, de origen paraguayo, que fue explotada sexualmente por esta trama. La joven fue captada en 2015 en su país de origen por dos hermanas, de su misma nacionalidad, que le prometieron trabajo como empleada doméstica en España. Las hermanas se encargaron de planificarle el viaje y de ayudar a la mujer, que se encontraba en una situación muy precaria, con la documentación, así como con la obtención de ingresos económicos suficientes para el viaje. Tuvo que hipotecar la vivienda de su padre y solicitar préstamos a vecinos, pero finalmente logró viajar de Paraguay a la ciudad francesa de Toulouse, de allí a Barcelona y finalmente se desplazó a Ferrol. En el municipio gallego la esperaban las dos hermanas, que la trasladaron a un piso. Nada más llegar le dijeron que tenía que pagarles 200 euros por el alquiler y le exigieron el pago de tres mensualidades por adelantado.

Solo un día después le dijeron que tenía que prostituirse en Oviedo para saldar el pago de los gastos generados por el viaje. La mujer se negó en un primer momento, pero finalmente aceptó por no contar con otra alternativa. Cabe recordar que se encontraba en una situación muy precaria, sin permiso de trabajo y tenía una gran dificultad con el idioma, pues solo se comunicaba en guaraní-.

Antes de llegar al piso donde fue obligada a prostituirse, en la calle en Pumarín, las hermanas le quitaron el pasaporte, relata la Fiscalía. El inmueble estaba regentado por un grupo criminal compuesto por otras siete personas que, si bien podrían no estar al tanto del engaño urdido por las hermanas, sí sabían la desvalida situación en la que la joven se encontraba.

Entre los procesados se encuentra una pareja compuesta por un hombre y una mujer —hermana del propietario del piso, quien desconocía lo que estaba ocurriendo—, que eran los titulares del negocio de explotación sexual, ubicado en la segunda y tercera planta de un inmueble en la avenida Pumarín de Oviedo. Ambos se encargaban de recaudar diariamente las ganancias obtenidas.

Meses más tarde, en diciembre, otra acusada apodada 'Ama Lara' y su pareja se hicieron cargo de la gestión de los pisos en los que se ejercía la prostitución. También dirigían otro negocio situado en la calle Campomanes de Oviedo, donde se ejercían actividades sadomasoquistas.

Las chicas que se encontraban viviendo y ejerciendo la prostitución en el inmueble de Pumarín, la mayoría extranjeras, carecían de permiso de trabajo y debían dar el 50% de sus ganancias. Ocupaban, entre varias, las dos habitaciones disponibles de la vivienda y el piso no contaba ni con cocina ni con armarios, por lo que había comida debajo de las camas y prendas de vestir tiradas en el suelo, junto con preservativos usados y lubricante. El régimen era de hacinamiento e insalubridad.

Los pisos en los que se ejercía la prostitución se anunciaban en el portal con una placa en la que constaba 'alquiler de apartamentos y habitaciones', actividad para la que carecían de permiso. En el buzón se publicitaban con el nombre de una empresa para así disfrazar la actividad que se ejercía realmente.

Allí, tres mujeres apodadas 'Cristal', Paloma de día' y 'Paloma de noche' se encargaban de decir a las jóvenes prostituidas cómo funcionaba el negocio y qué tenían que hacer con los clientes. También les decían que tendrían que trabajar incluso enferma y con la menstruación, y le hicieron fotos en actitud provocativa para su inserción en la publicidad.

Las chicas tenían que estar disponibles las 24 horas para desfilar ligeras de ropa y en actitud sugerente si se presentaba algún cliente; incluso, si estaban dormidas, las despertaban para ello. La joven que denunció los hechos, que ha declarado como testigo protegida, era normalmente la elegida, debido a su juventud. Recibía de media a entre seis y siete clientes todos los días.

Tenían que trabajar el resto del día y tenían solo dos horas libres de descanso, en las que la testigo protegida salía para comprar alimentos o para enviar dinero a su familia, siempre acompañada y vigilada en todo momento. Con el transcurso del tiempo, el periodo diario de descanso se redujo a media hora y la joven paraguaya únicamente podía salir a la calle durante 20 minutos diarios.

El día 24 de diciembre de 2015, la testigo protegida, aprovechando una de las salidas de veinte minutos de las que disponía al día, fue ayudada por otra testigo protegida, consiguiendo escapar de la casa de citas y poner los hechos en conocimiento de la Policía.

El juicio se celebró el pasado martes, 4 de julio, ante el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial. Los procesados aceptaron penas de prisión, multa, alejamiento y libertad vigilada, además de la clausura de uno de los inmuebles utilizados para la prostitución.

La Fiscalía detalla que concurren en todos los acusados la atenuante muy cualificada de dilaciones indebidas y la atenuante de reparación del daño (han abonado a la víctima una cantidad en concepto de responsabilidad civil).

En concreto, las dos hermanas que captaron a la joven paraguaya han sido condenadas a dos años de prisión cada una; las parejas que regentaron los negocios, a dos años y tres meses; y las mujeres que decían y controlaban a las jóvenes prostituidas, a un año de cárcel.