El Fontán vuelve «con fuerza» pero «sin apenas ventas»

El jueves es día de mercado en El Fontán, al menos lo era antes de la pandemia. Los puestos volvieron ayer a sus ubicaciones habituales en las calles aledañas a la plaza de abastos para retomar la actividad comercial tras el cierre obligado por la segunda ola del coronavirus. Más de sesenta tenderetes y una decena de productores de proximidad protagonizaron la soleada mañana de ayer vendiendo al grito sus prendas, complementos, flores y productos de todo tipo, mientras centenares de ovetenses se pasaban a comprar y a saludar. «Hemos vuelto con fuerza, con más ganas que nunca», advierte desde su puesto, Isa Boutique, Bernabé Cerreduela, «la gente tenía ganas de vernos y nosotros estábamos de vacaciones obligadas». Eso sí, admite, «sin apenas ventas, porque la cosa está muy floja».

En la plaza de Daoíz y Velarde, las ofertas de la fruta y la verdura fresca se mezclaban con la campaña de Navidad de los puestos de ropa a estrenar. También los vendedores de libros volvieron a salir, como Eros Borja. «Ya quería volver, el trabajo dignifica y estar en casa entre cuatro paredes encerrado no es bueno», clama. No obstante, en cifras, «no hay nada». Clientes ojeando libros, pero pocas carteras en la mano. Salvo una, la de Juvell Barraez, que se acercó al mercadillo para «elegir nuevas lecturas ahora que hay tiempo». En sus palabras, «es muy importante que podamos estar a la calle, el encierro afectó psicológicamente».

Las floristas fueron unas de las pocas que pudieron permanecer en sus puestos todo este tiempo. Es el caso de Azucena Suárez. «Volvió la vida al Fontán, ¡ya era hora!», exclama.

Otros, como Marco Antonio Borja, tratan de salir del bache vendiendo esenciales de estos días como las mascarillas. «Tres mascarillas FFP 2 por cinco euros», grita. «El resto no se vende nada».